Nazaret Perdigones es una joven víctima de violencia de género con tan solo 18 años. En 2015, 60 mujeres murieron a manos de su pareja y 38 en lo que va de año.

Cada uno guarda una historia. No importa la edad, la procedencia o la identidad sociocultural. Cada uno puede contar una experiencia personal y enseñarle algo, por pequeño que sea, al otro que escucha. Entre pilares y arcos que datan del siglo XIII, con una brisa fría mezclada con un sol sin descanso, se aglutina una marea de escolares para participar en un acto contra la violencia de género. Los hay que se han preparado un poema o un teatro, otros que han aprendido en clase los nombres de las mujeres que han marcado un hito en la historia, y también, otras que sufren la violencia de género en el más absoluto silencio.

Entre tantas cabezas Nazaret Perdigones, una joven barcelonesa de 20 años que no para de agitar con alegría un cartel rosa que reza: "No tengas miedo 016". Está rodeada por sus compañeras de clase, alumnas de un grado superior de Integración. ¿Por qué ese grado? "Porque quiero ayudar a las personas, conocerlas e ir más allá... y bueno, en violencia de género sé bastante", responde Nazaret. ¿Por qué? "Tuve una relación tóxica", añade. Lo cuenta con una sonrisa, esa que le robaron durante dos años. No pierde la mirada, desprende fuerza y entereza al contar su historia. No tiene miedo, ya no. En el encuentro al que asiste Nazaret, algunas chicas piensan que nunca van a ser víctimas de violencia de género porque tienen "una personalidad muy fuerte", alegan. Sin embargo, ella también la muestra. Es un manojo de nervios. Nazaret es alocada, cariñosa y cercana. No es tímida, es de lo más extrovertida. A ella no le faltaba personalidad cuando comenzó una relación con 18 años, simplemente se enamoró de alguien que no la quería. 

Hace dos años, 54 mujeres perdieron la vida a manos de su pareja. En 2015, la cifra ascendió a 60 mujeres, y 38 en lo que va de año. Eso sin contar los feminicidios no íntimos o el número de hombres que asesinan a sus madres. Nazaret consiguió desprenderse de ese velo que tapaba sus ojos. En su cabeza resonaban una y otra vez las palabras de su entonces novio de 17 años: "Actúo así por tu manera de ser. Eres tú la culpable". Ella misma se demonizaba, no se sentía nada y no podía actuar sin antes tener la aprobación de él. "A mí me anuló completamente", expresa.Nazaret confiesa que el temario del grado superior fue el que le abrió los ojos, el que eliminó completamente la ceguera que padecía. Dice que en ese momento es cuando se da cuenta de que su pareja había seguido los procedimientos habituales de un maltratador. "Me dejó sola, me apartó de todas mis amistades. Controlaba mi ropa y los sitios por donde podía caminar para que no me cruzara con nadie, me tenía incomunicada", relata. Sus compañeras del grado de Integración de Barcelona empezaron a notar determinados comportamientos y situaciones insanas. Nazaret comparte que le montaba escenas en plena calle, que le gritaba en público y que también le llegó a pegar. "Antes no sabía lo que era la violencia de género, ahora sé que él era un maltratador", declara. 

"Me amenazaba con pegarle a mi hermano pequeño si no hacía lo que él decía"

"Yo siempre he tenido un carácter fuerte, pero el consiguió minar mi confianza y culpabilizarme por todo que a él no le gustaba de mí, incluso me amenazaba con pegarle a mi hermano pequeño si no hacía lo que él me decía", señala Nazaret después de una larga pausa. Lo que cuenta no es sencillo, pero se enorgullece tanto de haberlo superado que no tiene miedo de hacerlo público. "Antes no me sentía guapa. No podía tener tiempo para mí, era todo para él". A día de hoy ha recuperado la autoestima que le arrebató un joven durante dos años. "Ahora voy siendo yo misma poco a poco", expresa. Todo es muy reciente, cuenta que el juicio por el maltrato físico y psicológico fue en Barcelona hace apenas unos días: "Sí, denuncié. Me costó, pero finalmente lo hice". Lleva viviendo en Arcos muy poco tiempo. Nazaret Pergones nace en Cataluña, no obstante, sus padres son naturales de la localidad gaditana. ¿Fue el maltrato la causa del traslado? "En parte sí. Mis padres querían volver a su pueblo y veían que era mejor irse de la ciudad por lo que... pasé", responde buscando un término concreto para describir lo que sufrió.

Sobre el autor:

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Claudia González Romero

Periodista.

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