Enrique Guillén Domínguez es un joven jerezano de 24 años que siempre ha estado ligado al mundo de la creatividad y la imagen. Desde pequeño, confiesa, le obsesionan los símbolos, el grafismo, la comunicación... la historia y la cultura, en general. Siguiendo su vocación, marchó hace unos años a Madrid, al IED (Instituto Europeo de Diseño), para estudiar diseño gráfico. Como trabajo de fin de grado (TFG), tras mucho diagnóstico e investigación, publicó Asta, proyecto de creación de una tipografía que funciona como señalética e identidad para su ciudad natal.
Pese a que siete de cada diez vías del centro histórico de Jerez, según él mismo ha documentado, su iniciativa ha sido recibida con tibieza en su tierra. Y eso que dicho proyecto fue premiado en septiembre del pasado año en los prestigiosos ADG Laus 2020 como uno de los trabajos fin de estudios de excelencia en el paranoama nacional. A Enrique le apena haber obtenido esa repercusión fuera de casa y el silencio dentro, pero no desfallece y lo seguirá intentando. Sabe que en Jerez, políticos al margen, hay una ola creciente de concienciación ciudadana sobre los temas patrimoniales, sobre la necesidad de recuperar el Jerez olvido, y, por eso, quizás sea cuestión de tiempo que Asta se materialice como una propuesta para "hacer comunidad" y crear "sentimiento de pertenencia".
"Siempre tuve claro que me quería dedicar al tema gráfico, a crear imagen, desde pequeño ha estado ahí. Fue positivo tenerlo claro, era vocacional", cuenta a lavozdelsur.es el joven creativo jerezano, que pese a su corta trayectoria ya ha teletrabajado en una agencia de diseño en Barcelona y ha desarrollado la identidad del restaurante Tohqa en El Puerto, un referente de la mano del cocinero Edu Pérez que ya ha sabido conquistar los paladares de algunos de los mejores chefs del país. Jerez enamora por su comercio local es otro de los carteles que ha diseñado Guillén y que están escritos con su tipo, la Asta jerezana. Probablemente lo hayan visto en algunas puertas de entrada a comercios del centro.
"Al final —abunda el diseñador—, esta tipo es una mezcla de todo el patrimonio gráfico que hemos podido tener en siglos de historia: desde el origen primitivo de la tipografía, que está en las lápidas funerarias que estaban en Mesas de Asta, hasta la mezcla de todo el universo visual que hemos tenido con la industria del vino. Y también meter los rótulos de los comercios clásicos, los de Olavide cuadrados del siglo XVIII, y los propios luminosos de las bodegas… Mezclar toda es gráfica para conseguir un elemento nuevo que ha sido esta tipografía, con un trocito de toda la historia de Jerez".
Basada en las inscripciones antiguas encontradas por la zona, se ha desarrollado una tipografía decorativa y mono espaciada, que responde a las necesidades gráficas de la ciudad y al imaginario colectivo. El proyecto está compuesto por una versión digital y una versión impresa en cerámica, que funcione para rótulos y señalética callejera.
"Asta es identidad tanto para la gente de dentro como para la que viene de fuera. En muchas ciudades se opta por este tipo de elemento gráfico unitario, y se han dado cuenta de que aportan mucha identidad y les definen. Es un proyecto con mucha carga patrimonial, simbólica, un universo muy completo… y que también quiere dar voz a algo que se está abandonando porque casi el 70% de los rótulos de las calles del centro están abandonados… Menos mal que existe Google Maps, pero si llega cualquiera de fuera, o incluso de aquí, puede perderse hasta por las calles sin nombre. Otras ciudades potencian ese patrimonio gráfico y nosotros lo tenemos descuidado", defiende. Y añade: "A largo plazo, lo ideal sería poner esto en práctica. Cuando me puse a investigar tuve en cuenta todo, incluyendo que el usuario final que consuma esa tipografía , el jerezano, la sienta como suya, que sea funcional".
Como muchos jóvenes, "sigo buscando mi hueco", sin parar de desarrollar proyectos y "ayudando a la peña": "No me quejo, no solo soy yo el que está jodido, hay mucha gente igual y, aun así, siguen trabajando y generando proyectos". Tras contactar con la plataforma por la puesta en valor del yacimiento de Asta Regia, Enrique Guillén es consciente de que su propia iniciativa "encaja con el momento de mayor sensibilidad patrimonial en la ciudad de los últimos tiempos". Lo que no está tan claro es que encaje con la sensibilidad de quienes deciden en última instancia, que son los políticos.
"El proyecto espero que sirva para reivindicar y, a día de hoy, en Jerez desde luego están valorándose este tipo de cosas. Si se puede por mi parte aportar el granito de arena, yo encantado. Esto está pensado para utilizarlo todos y que sirva para comunicarnos y reivindicar las cosas que nos faltan, que se da mucha importancia a cosas superficiales y olvidamos de revalorizar lo que tenemos".
¿Cada azulejo una letra? ¿Una unidad tipográfica para al menos todas las calles del centro? Eso queda abierto... "Quiero recalcar que Asta es un elemento bastante versátil, amplio, y se puede utilizar esta tipo como se quiera, no solo está pensado para la propuesta de calles, sino que también lo que quiero es que se busquen otros soportes, como representación gráfica del nombre de Jerez". La simbología y el poder de la tipografía como identidad de las ciudades es algo que se viene trabajando desde hace décadas. Iamsterdam es una presentación, un eslogan y también un ícono físico, pero también es el lema colectivo de la capital de los Países Bajos y sus residentes. A finales de los 70, fue la ciudad de Nueva York la que, sumida en una grave depresión y un índice de criminalidad desolador, encargó a Milton Glaser una campaña para revalorizar la Gran Manzana. Y así surgió I love New York. Una idea que estaba prevista que durase un par de meses y que, tipografía incluida, se ha acabado convirtiendo un icono de la identidad de los neoyorquinos de dentro y de fuera.
Con esos ejemplos, no parece que lo de Asta sea descabellado. "Estoy bastante contento porque el proyecto tuvo reconocimiento a nivel nacional, pero al mismo tiempo ando un poco desganado porque aquí en Jerez no se le haya prestado mucha atención. Tener un Laus fue bastante guay por tener repercusión a nivel nacional, pero es un poco frustrante que aquí en casa no haya habido interés".