Decepción en el sector hostelero de la ciudad, especialmente el ubicado en la zona centro, por la sensible bajada del ambiente motero y, por ende, en sus cajas registradoras tras dos años en blanco por la pandemia. Para el Gran Premio del reencuentro con la afición, los empresarios esperaban una mayor afluencia en sus negocios, al menos igual o superior a 2019. No ha sido así. Algunos hosteleros consultados por lavozdelsur.es coinciden en afirmar que el fin de semana tuvo su punto álgido el pasado sábado, “pero ni mucho menos el que era habitual en 2019 y años precedentes; entonces, desde el jueves ya palpábamos el ambiente e incluso empezábamos a ver clientes de años precedentes que eran fieles en nuestros negocios cada año”, comenta uno de ellos con un negocio ubicado en la calle Larga.
Otros establecimientos situados en el entorno del Mamelón, Rafael Rivero y Plateros coinciden en esta conclusión. Alguno, como ejemplo, cuenta que desde hacia “unos cinco años hasta 2019, teníamos a un grupo de alemanes fieles a nuestro bar; se sentaban en la terraza el viernes y sábado a mediodía y se levantaban entrada la noche, consumiendo cerveza como sólo ellos lo hacen, tapeaban y hasta nos dejaban una generosas propina; la cuenta llegaba cada día por encima de los 500 euros. Este año no han aparecido”.
Y como estos clientes fieles, muchos más; cada uno de los bares consultados tenía la presencia fija de más o menos aficionados de aquí o del extranjero, que este 2022 “o no han venido o han elegido otro destino para su ocio”, dado la bajada que ha sufrido el ambiente en las calles: “El centro se ha cerrado; la presencia policial no ha sido discreta: todo lo contrario”, se lamentan.
Establecimientos similares coinciden en que la tendencia a la baja de Jerez en las preferencias del aficionado se ha confirmado por completo en este 2022: “Desde antes de 2019 veíamos esa línea descendente pero era sostenible; lo que ha ocurrido este año ha sido totalmente imprevisto”, tanto que las devoluciones de bebidas acumuladas, no así el acopio de mercancía para la alimentación “esa nos la comemos nosotros”, va a ser lo común en estos días posteriores. Tan imprevisto ha sido que lo lógico era un posible incremento tras dos años sin público en la prueba por la pandemia.
Sobre las causas de este declive, son varios los argumentos que se exponen: falta de oferta en Jerez para atraer y amarrar al aficionado, una programación de actividades adecuada al perfil del visitante que llega con las motos; más libertad a la hora de poder exhibir habilidades moteras; una presencia menos explícita de las fuerzas de seguridad. En este punto, nadie discute que la seguridad manda, pero que haya sido tan explicita “amedrenta al aficionado, que elige otras localizaciones donde puede disfrutar de más permisibilidad, como ha sucedido en poblaciones de la costa”.
Objetivamente, el fin de semana ha sido de playa. El que se sube a la moto desde el centro del país, o desde más allá de las fronteras nacionales, para venir a la ‘capital del motociclismo’, “tiene claro que pisar la arena y darse un chapuzón en el litoral gaditano es sumamente atractivo; contra eso no podemos luchar; ahí es donde deben estar los que mandan para poner en marcha ideas que hagan rentable el Mundial en la ciudad”.