"El fin de semana pasado llamé a la Policía, pero no vienen". Un vecino se quejaba a primera hora de este domingo de la situación que empieza a convertirse en costumbre cada fin de semana en la plaza Silos, en pleno centro histórico de Jerez.
Nutridos grupos de jóvenes se reúnen a hacer botellón, pese a estar prohibido el consumo de alcohol en la vía pública, en torno a una sala de fiestas que ha abierto sus puertas en la antigua Doña Lola, un casco bodeguero que antiguamente se usaba para celebraciones en esta misma zona y que ya causó graves molestias al vecindario. "Me he puesto a barrer cristales rotos de mi puerta", lamentaba, pagando la resaca de otros.
Su caso no ha sido el único. Varias denuncias vecinales más se quejan de las molestias sufridas en las dos últimas noches, especialmente en la del pasado sábado. Grupos bajo los balcones armando escándalo y ruido, y consumiendo alcohol, "y lo que no es alcohol", una ambulancia que tuvo que asistir a una persona, trasiego de coches a alta velocidad, de nuevo orines en las esquinas... la situación se vivió antes de la entrada al local, durante su horario de apertura, y a la salida, cuando muchos salen ya pasados de vueltas armando jaleo, impidiendo que el vecindario ejerza su derecho al descanso.
Los vecinos también se quejan del fuerte ruido que despide el establecimiento, "sin insonorizar y con la música a todo volumen", lo que aumenta el nivel de molestias y efectos nocivos que genera. Y lo peor es que", solo estamos a mediados de noviembre, todavía tienen que llegar los fines de semana de Zambombas, y esto puede ser ya insoportable". La falta de seguridad y control en esta zona de la ciudad no es nueva. Desde la primera salida del confinamiento, a mediados del año pasado, cada vez son más los jóvenes que han optado por esta zona y la cercana Alameda Vieja para hacer sus botellones, una práctica ilegal en la vía pública, pero cuya persecución el Ayuntamiento parece tomarse de una forma demasiado laxa.