Vivir con miedo en tu propia casa. Es la sensación que llevan años experimentando los vecinos de la calle Nueva, del barrio de Santiago de Jerez. Hasta tal punto llega el miedo que ninguno quiere dar su nombre, ni alguna pista que pueda hacer que los problemáticos inquilinos de esta vía puedan dar con ellos. La situación no es reciente, ya que se remonta a 2011. Ese año llegaron a la calle Nueva, la que fuera epicentro de numerosas juergas flamencas, una familia procedente de Jaén, dicen que huyendo de una batalla entre clanes, previo paso por la barriada sevillana de Torreblanca, donde también dejaron huella.
“Ven por aquí, verás el miedo que pasas”, dice un vecino a lavozdelsur.es. El temor a posibles represalias hace que no haya residentes que quieran hablar del tema, todos se remiten a los políticos, “que son los que pueden hacer algo”. La situación es conocida en el Ayuntamiento, señalan, que no tiene capacidad de maniobra, ya que se encuentran ocupando una promoción de viviendas que no pudo venderse en su día, y que se quedaron vacías tras la llegada de sus nuevos ‘inquilinos’.
“Son familias que vienen desterradas de otros lados”, dice otro vecino, que tampoco quiere dar pistas para evitar represalias. Es él quien cuenta que el aumento del menudeo en la zona está atrayendo a personas que, en ocasionas, provocan desencuentros con los residentes de una de las calles más flamencas de Jerez. “Todo el mundo sabe lo que hay en la calle Nueva, pero sientes impotencia por no poder hacer nada”, señala, ya que “no sabes donde ir para encontrar una solución”.
Las reuniones con distintos partidos políticos de la ciudad y con el gobierno local se han venido repitiendo a lo largo del tiempo, sin que hasta el momento haya consenso para iniciar una serie de acciones que terminen con los problemas que vienen arrastrando los vecinos. ¿Quién nos soluciona este problema?, es la pregunta que se llevan haciendo desde hace años.
IU, en el pleno de julio, es quién pregunta al Ayuntamiento por las soluciones que plantea para “los problemas de convivencia y salubridad” que presenta esta zona, que “siempre ha sido ejemplo convivencia y seguridad”. Es la teniente de alcaldesa Carmen Collado quien le responde asegurando que el próximo mes de septiembre se puede llevar a cabo una reunión entre todas las partes implicadas. “Hay que duplicar esfuerzos”, añade.
Las denuncias no se pueden contar con los dedos de las manos. Son numerosas, pero poco fructíferas. Además, la situación provoca que carezcan de algunos servicios públicos, porque el miedo trasciende al barrio. “El basurero no sube hasta arriba, el de las pizzas tampoco viene…. Es una pena que una calle flamenca histórica esté así”, agrega un vecino que propone mayor presencia policial en la zona. Incluso una comisaría en las inmediaciones.
“Hay cada vez más okupas y más puntos de venta de droga”, dice un residente, quien agrega que los vecinos problemáticos “no están civilizados”, ya que “han metido caballos en los patios”, por poner un ejemplo. Los vecinos “de toda la vida” aguantan como pueden una convivencia que se hace insoportable por momentos.
La suciedad campa a sus anchas por una vía en la que se tira la basura en plena calle o se tienen todo tipo de animales en los bloques de viviendas. Pero aquí impera la ley del silencio, “no vayan a ser que nos quemen la casa o el coche”, expresa un vecino, que ya espera que lleguen las próximas elecciones. “Lo mismo así hacen algo…”, dice, como último recurso.