El obispo José Rico Pavés ha abierto oficialmente el proceso de beatificación del hermano Adrián del Cerro, de la Orden de San Juan de Dios. El acto litúrgico y jurídico de ha llevado a cabo en un abarrotado santuario San Juan Grande, acto mediante el cual se inicia la fase diocesana, un vez obtenido el visto bueno del Vaticano. Estuvieron presentes la alcaldesa y delegados del gobierno municipal y una multitud de personas afines a la causa y a la figura del hermano Adrián.
Con este acto se otorga al que fue limosnero de San Juan Grande la consideración de ‘Siervo de Dios’. Tras el rezo de sexta —rezo de varios salmos que tiene lugar sobre el mediodía—, se procedió a la apertura de la causa. En el presbiterio del santuario se colocó un cuadro con la imagen del hermano Adrián, decorado con flores blancas y una mesa presidencial en la que estuvieron el obispo, el notario diocesano, Luis Salado, el promotor de Justicia, Juan Azcárate, el delegado episcopal para la Causa de los Santos, Federico Mantaras, junto al postulador general de la Orden, Darío Verni, y el vicepostulador, José Manuel Acosta.
Se cumplió con la liturgia que implica la apertura de un proceso de beatificación con la lectura de los decretos episcopales, los nombramientos y juramento de cada uno de los integrantes del tribunal que desarrollará la investigación sobre la figura, vida y obra del nuevo siervo de Dios.
En esta fase local se trata de “demostrar sus virtudes”, explicó el delegado para la Causa de los Santos de la Diócesis Asidonense, Federico Mantaras. Para ello, el expediente contará con los testimonios de testigos que declaren sobre el hermano Adrián y probar sus virtudes cristianas.
‘El mendigo De Dios’, El eterno viandante’ y de otras formas se conocía a este fraile que llevaba por lema de su vocación, "doy a Dios lo que recibo por amor a Dios”. La iniciativa de iniciar el proceso de canonización lo puso en marcha la misma Orden de San Juan de Dios “que han dado los primeros pasos al ver que en el pueblo de Dios lo tiene como santo y han sido testigos de cómo se le pide por la salud, el trabajo… favores que han recopilado los hermanos y lo elevan” y que una vez demostrada la fama de santo se abre el proceso.
La fase actual, la diocesana, puede durar un año. Una vez terminado el trabajo del tribunal local, el expediente pasa a Roma donde sí puede durar mucho mas tiempo. Un requisito fundamental es que se pruebe un milagro atribuido al nuevo Siervo de Dios, “que debe ser determinado como tal una vez que se estudia muy profundamente”.
Desde ese primer milagro probado pasa a ser beato. Su elevación a los altares como santo requiere otro milagro. “Ahora hay favores pero no milagros, aún ”, matiza el delegado para la Causa de los Santos. Como corroboró el prelado en el acto, “este es un proceso que se lleva a cabo de forma muy objetiva, con todo regulado y documentado; es un un proceso muy minucioso”.
Esta es la segunda causa que asume la diócesis. El primero fue el de María Antonia de Jesús Tirado, fundadora del colegio del Beaterio, y el del sacerdote jesuita Padre Guerrero. Ambos están en la fase romana. “Nunca se sabe cuánto tardará pero cuando se prueba un milagro, el proceso se acelera”, afirma Mantaras.
"Pido para los demás con la cara muy alta y jamás me han humillado los hombres"
El hermano Adrián del Cerro Sánchez, limosnero de la Orden de San Juan de Dios, falleció en la tarde el 9 de agosto de 2015 a la edad de 92 años y tras una intensa vida dedicada a la caridad. Su labor fue merecedora de homenajes y reconocimientos como la dedicación de una calle en la ciudad, un libro biográfico y un busto en el Hospital San Juan Grande donde ejerció su labor desde que llegó a Jerez en la década de los 50 del siglo pasado. En 2003 recibió el Premio Especial Ciudad de Jerez.
Nació en julio de 1923 en la localidad toledana de Retamoso de la Jara. Desde hace casi setenta años ha sido el rostro de lo hermanos de San Juan de Dios en la ciudad. "Pido para los demás con la cara muy alta y jamás me han humillado los hombres", decía cuando se le preguntaba por su labor.
Ingresó en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios el 17 de octubre de 1950, llegando a Jerez el 15 de Septiembre de 1952. Hábito negro de la Orden, cartera en mano y su inseparable boina. Así se presentaba cada día y en cualquier lugar de la ciudad un ser pleno de bondad y entregado a los más desfavorecidos que ahora, casi nueve años después de su óbito, la Iglesia inicia el camino par aprobar su santidad.
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