De alguna forma, en Navidad también se respira Semana Santa en Jerez. O viceversa. Los componentes de las diferentes hermandades abandonan el hábito cofrade de la primavera para reunirse alrededor de una candela.
Convivencias donde se cambia la sintonía. Los sones de las bandas dan paso a los villancicos populares. No hay hermandad en Jerez que no celebre su Zambomba. Cada una a su forma y manera, con sus gentes y sus fines.
Para mayores y pequeños, para quienes tratan de preservar la esencia de las tradiciones. Los más veteranos se arrinconan en un segundo plano, dejando el paso a otras generaciones y disfrutando de forma calmada de otra, ojalá no sea la última, Navidad.
Mientras los niños juegan con una pandereta, la Porvera es un río de gente que se mueve de un lado hacia otro. Y una particular chicotá navideña une San Juan de Letrán con la iglesia de la Victoria. Dos hermandades históricas, el Nazareno y la Soledad, se abren al centro de Jerez para cantar la llegada de la Navidad.
Son otros tiempos, unos se fueron, pero el espíritu de estas fechas sigue manteniéndose entre las tradiciones que relucen cada Noche de Jesús y Viernes Santo. Es tiempo de pestiños y turrones, de papeletas de Loterías de Navidad e igualás. No hay nada como una buena Zambomba para suavizar la espera.
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