María del Carmen Marchán Pérez padece de bruxismo, por lo que afirma que, allá por 2014, tenía los dientes "un poco gastaditos. Y como mi hijo se iba a casar, decidí arreglármelos". Al ser vecina de Jerez, acudió a la clínica de Vitaldent sita en la Avenida de Méjico de la ciudad.
Una vez hecho el diagnóstico previo, le presupuestaron un tratamiento que incluía endodoncias, reconstrucciones y prótesis fijas y móviles. Ella aceptó el precio, algo más de 7.500 euros, y lo abonó de forma íntegra gracias a un crédito. "Un esfuerzo muy grande", resume María del Carmen.
El proceso se extendió a lo largo de 21 consultas entre octubre de 2014 y febrero de 2018, "sin que el tratamiento presupuestado y abonado justificara dicha duración", según recoge la sentencia del Juzgado de Primera Instancia número 2 de Jerez, que recientemente le ha dado la razón a la afectada frente a Vitaldent.
Ella cuenta que en las primeras visitas se sintió bien tratada, pero que luego, cada vez que iba, la atendía siempre alguien nuevo. "Supongo que es como funciona una franquicia. Pero así, ¿cómo te pueden hacer un buen seguimiento?", se pregunta.
La clínica Vitaldent Jerez Arte Dental, que hasta 2019 fue franquiciada de la cadena de clínicas odontológicas, ha sido condenada a indemnizar a Marchán, socia de Facua Cádiz, con cerca de 33.000 euros, que ya están en su poder.
En el citado fallo judicial aparece una contundente respuesta: "Se ha de concluir que no ha existido un diagnóstico correcto, ni una adecuada planificación, ejecución y seguimiento, de modo que el tratamiento odontológico no fue realizado siguiendo la 'lex artis' —en el ámbito legal, los niveles de calidad exigibles a los servicios profesionales—".
Ya a partir de septiembre de 2015, María del Carmen comenzó a notificar dolores, de los que quedaron constancia en su historial. Estos se alargarían durante cerca de dos años y medio, hasta que, harta de la falta de soluciones ("Me daban largas, no querían hacerse cargo", denuncia), decidió poner fin a su relación con Vitaldent. Además, aparecieron otras molestias, como halitosis o desacoplamiento de las prótesis, que le aplicaron con material temporal y no definitivo.
"La prótesis inferior se cementa hasta tres veces provisionalmente porque se volvía a descementar, siendo cementada definitivamente el 11/3/15, a pesar de lo cual se descementa, al igual que la prótesis superior (lo admiten ambos peritos en juicio), que nunca se llega a cementar definitivamente a pesar de los años transcurridos", da por probado la sentencia.
"Tuve que ir a Mallorca porque se había muerto el cuñado de mi marido, y yo sin los dientes de arriba", recuerda la afectada, que enfatiza que le dolía "mucho. No está pagado. Lo que yo he pasado no sabe nadie cómo es hasta que lo pasa".
La falta de un debido seguimiento y una deficiente ejecución del tratamiento le estaban provocando a María del Carmen la filtración de bacterias y residuos, lo que en última instancia la condujeron a la destrucción y pérdida de cinco dientes.
Facua presentó una reclamación en abril de 2018, solicitando que se considerase finalizado el tratamiento y, sobre todo, que fuesen subsanados los daños sufridos sin ningún tipo de coste adicional. Seis días después, la clínica contestaba negándose a someterse a cualquier tipo de arbitraje y asegurando que el tratamiento había sido llevado a cabo correctamente.
La segunda reclamación llegó en julio: ya entonces el tono se endurecía, y se pedía una indemnización por las secuelas, daños y molestias ocasionados. A finales de año, la afectada acudió a otro dentista que le solucionó el destrozo con un nuevo tratamiento que le costó otros 7.500 euros, este sí diligente. Tras sopesar las diferentes opciones con el equipo jurídico de Facua Cádiz, María del Carmen decidió ir a los tribunales.
Al no llegar a acuerdo las partes, el juicio se celebró el pasado mes de noviembre. En el informe pericial con que la clínica fundamentó gran parte de su defensa se alegaba, entre otros aspectos, la condición de fumadora de María del Carmen, su bruxismo o ("sin rubor", afearía más tarde el dictamen de la jueza), que interrumpiese el tan nefasto tratamiento.
"Nada de ello —de los perjuicios sufridos— resulta acreditado que esté ocasionado por ser la paciente fumadora y sufrir bruxismo, pues de la primera circunstancia eran conocedores los profesionales que la atienden desde el principio, y ninguna referencia existe en la historia clínica al bruxismo", enmienda la sentencia, que ha cifrado la indemnización en 32.879 euros: 26.580 por 886 días de dolores y molestias –a 30 euros el día– y 6.299 por la pérdida de las piezas dentales que ocasionó la mala praxis médica. El dinero ya ha sido ingresado en la cuenta corriente de la afectada.
Ella afirma que nunca pensó que pudiera ganar: "Yo he conocido a mucha gente estos años con casos parecidos. Pero es que una ni se imagina que se pueda conseguir. Ahora estoy muy satisfecha, muy orgullosa de que se haya hecho justicia", cuenta emocionada, y concluye "¿No hacen tanta publicidad y se venden tan bien? Pues que luego se hagan responsables de sus actos".
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