Benito Navarrete, jerezano y catedrático de Historia del Arte en la Complutense, ha logrado alcanzar un sueño, ser comisario de una exposición en el Museo del Prado, en este caso dedicada al pintor del barroco español Herrera el Mozo. Esta monografía la compone 70 pinturas del genial artista. Sin embargo, este apasionado, prestigioso y genial investigador del Arte tuvo en Sevilla un periodo dorado. Estuvo cuatro años trabajando como director de Patrimonio del Ayuntamiento de Sevilla donde se llevaron a cabo exposiciones de nivel internacional como la de Velázquez en Yale, la de las Santas de Zurbarán, la exposición de Murillo y, con la Fundación Foco, la creación del Centro Velázquez.
Ser comisario de una exposición en El Prado, lo dice sin reparo alguno, “es el sueño de mi vida. He cumplido una de las metas que yo tenía en mi carrera, que era un comisariado de exposición en el Museo del Prado y aportar algo en un lugar que yo considero referencial para la historia de la pintura internacional, no para mí como jerezano, que ya estando en el Coloma soñaba con que alguna vez podía ser realidad”.
Navarrete recuerda con cariño su etapa como estudiante en Jerez, “mis padres, de hecho, cuando yo termine COU en El Coloma, me regalaron como premio de estudios ir a ver la exposición antológica de Zurbarán en 1988. Es la primera vez que yo fui a Madrid, la primera vez que yo entré en el Museo del Prado y la primera vez que tuve contacto con la pintura de una forma absoluta. Ahora cumplo un sueño".
"Cuando terminé el COU en el Coloma mis padres me regalaron ver una exposición de Zurbarán"
La trayectoria de Benito Navarrete ha sido sencillamente espectacular en el mundo del Arte, siendo actualmente catedrático de la Complutense desde “hace dos meses. Es el lugar donde Diego Angulo y mi maestro Alfonso Pérez Sánchez también son catedráticos y espero continuar la senda de ellos, formando a jóvenes historiadores del arte, expertos en pintura y en entender la historia de la pintura de una forma diferente, con múltiples miradas. Y sobre todo enseñando a ver, que es algo que es muy necesario en la sociedad actual”.
El ahora doctor estudió en los Marianistas la antigua EGB. Siguió en un colegio interno en Ronda “porque mi padre es militar de la Base Aérea de la Parra y me fui porque yo quería ser piloto de aviación”. Allí entendió que lo suyo no era la disciplina militar, “pero sí era la Historia y concretamente la Historia del Arte“. Señala a dos personas como fundamentales en su carrera, en el Coloma la profesora María Dolores Rodríguez Doblas, y en el Archivo de Jerez, “que me ayudó muchísimo”, Esperanza de los Ríos Martínez.
“Cuando alguien te ayuda, cuando eres joven, eso no lo olvidas. Y por eso precisamente a estas dos personas les agradezco que me introdujeran en el mundo de la Historia del Arte. Fue lo que me hizo estudiar, querer estudiar Historia del Arte en Sevilla los cinco años de la carrera”, para después seguir su trayectoria en Madrid con la tesis doctoral.
“Siempre he tenido a Jerez en el recuerdo. Ahí es donde vive mi familia, donde mi padre vive, mi hermana también, que es además directora del instituto de San Telmo en el que está haciendo además una labor muy importante con personas que necesitan mucha atención, por eso muchas veces me miro en el espejo de mi hermana”.
Un reflejo en la vida de ambos que el catedrático define así: "ella dedicándose a personas que lo necesitan, que les está dando precisamente eso y sacando vocaciones y yo dedicándome a lo que me ha gustado siempre, que es la Historia del Arte”. Tras alcanzar la cúspide en El Prado, Navarrete no se propone otros listones que superar: “Para mí es muy importante formar a jóvenes que quieran estudiar Historia del Arte. Formando a personas para que sepan mirar, es decir, para que sepan lo que son las obras de arte. Porque estamos llegando a un momento en el que el conocimiento se está quedando reducido. Si desde la universidad no nos ocupamos de enseñar a los jóvenes a mirar, tenemos un problema”.
"Si desde la Universidad no nos ocupamos de enseñar a los jóvenes, tenemos un problema"
La exposición de Francisco de Herrera el Mozo
Navarrete explica que el origen de la muestra nace en “el Boletín de Arte, que es una de las revistas científicas más importantes que hay en Italia, en la que traté en su día el periodo romano de Francisco de Herrera el Mozo, su fase más desconocida”. Gracias a la labor de investigación “recompuse un conjunto de dibujos que estaban atribuidos a otro artista del circulo de Pier Francesco Marini, que se conservan en el Louvre y en el Museo de Estocolmo”, concluyendo las indagaciones que esas obras “pertenecen a la actividad de Francisco de Herrera en Roma entre 1649 y 1653. Ese es el origen de la exposición”.
En pocas palabras, el doctor en Historia de Arte cree que en la exposición “se presenta a un artista completamente nuevo y sobre todo en la conexión con el barroco romano”. Afirma que la muestra del Prado “define que Herrera es un artista fundamental para entender a Murillo y para entender, por ejemplo a Carreño, a Claudio Coello en Madrid. Es decir, es un artista clave, un puente que trae las novedades del barroco romano a Sevilla y a Madrid”.
"Con la muestra de El Mozo estamos dando luz a un artista desconocido que ahora se ha redescubierto"
“Desgraciadamente, la mayor parte de su obra ha sido destruida. Él se conoció sobre todo por su pintura al fresco. Por eso es tan importante la labor de investigación, un trabajo de más de seis años que ha dado sus frutos” y subraya que “estamos dando luz a un artista, prácticamente desconocido, que se ha redescubierto”.
Pero Francisco de Herrera el Mozo no solo era un pintor. También fue dibujante, arquitecto, matemático, ingeniero, escenógrafo. Era un poco un Leonardo da Vinci, “por eso la exposición se llama El Barroco Total. Presentamos una carta que él dirige a Carlos II en la que él define lo que es el barroco total y dice que el artista total es el pintor, arquitecto, escultor, escenógrafo, matemático, geómetra”.
Al parecer, tenía un carácter singular, altanero y arrogante, lo que no le hacía tener muchos amigos: "Era muy soberbio y los documentos que hemos encontrado lo demuestran. Su personalidad era así. Era un artista muy consciente de su valía. Violvió de Italia muy consciente de esa personalidad”.
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