La cooperativa jerezana La Reverde, elegida en una campaña por el Día Mundial de la Alimentación

La Reverde lleva casi quince años trabajando en Jerez la producción y consumo ecológico, local y de temporada

La Reverde en una fotografía de archivo.

“En Reverde trabajamos desde 2010 en Jerez la producción y consumo ecológico, local y siempre de temporada, como agentes principales que colaborando con otras realidades procedentes de Andalucía. Al ponernos en contacto con otras cooperativas nos hemos dado cuenta de que aunque nos hubiéramos sentido pequeños y solos, nuestros problemas son compartidos”, explican desde La Reverde en la semana del Día Mundial de la Alimentación, celebrado este 16 de octubre, como parte de las 12 cooperativas seleccionadas en el programa Sustentta.

El papel de las cooperativas agrarias en la transformación hacia un sistema alimentario más sostenible es fundamental, ya que es un sector en crecimiento dentro de la industria alimentaria, que aporta actualmente el 8,9% del PIB y el 11,3% del empleo en la economía española, según los últimos datos. En un contexto donde la sostenibilidad y la seguridad alimentaria son más cruciales que nunca, las cooperativas se consolidan como actores clave en la búsqueda de una triple sostenibilidad: social, económica y ambiental.

“Debemos visibilizar y apoyar el compromiso de las cooperativas agrarias con la sostenibilidad, sin que esto implique asumir una menor rentabilidad, ya que esto impactará positivamente en el territorio”, explica Lorena Tudela, parte del equipo técnico de Sustentta. 

Con la campaña #CooperativismoEs, cooperativas como La Reverde buscan visibilizar la contribución del sector y su potencial para adoptar modelos de producción más sostenibles. 

Muestra de ello son las acciones que ya se están llevando a cabo en el marco del programa Sustentta. Entre las que destacan el trabajo con grupos de personas productoras de las cooperativas para la mejora ambiental de sus prácticas agrarias; el diseño de Iniciativas de Gestión Común destinadas a impulsar la recuperación de tierras y el relevo generacional a través de los canales cortos de comercialización; o la mejora en el aprovechamiento de los subproductos derivados de la actividad agraria de las cooperativas. 

Además, durante los próximos meses, se pondrán en marcha más acciones piloto para seguir impulsando la transición de estas cooperativas agroalimentarias hacia sistemas alimentarios locales y sostenibles. Entre ellas incluyen: 

● Acciones orientadas a la digitalización, con el desarrollo de aplicaciones informáticas para la mejora de la comunicación con las personas socias cooperativistas, y herramientas de gestión de venta conjunta para productores. 

● Acciones enfocadas a la generación de nuevos servicios para el territorio, como el impulso de agrotiendas y la realización de estudios para la detección de necesidades que puedan ser satisfechas por las cooperativas. 

● Acciones orientadas a la adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático, como la capacitación en planes de mitigación de las emisiones generadas por las cooperativas y la adquisición de vehículos eléctricos para el impulso de canales cortos de comercialización. 

● Acciones para fomentar la transformación alimentaria, como la creación de obradores compartidos o la instalación de mejoras de la eficiencia en los procesos de transformación. 

El cooperativismo, un sector en crecimiento 

Según los últimos datos del "Observatorio Socioeconómico del Cooperativismo Agroalimentario Español" (OSCAE) el sector cooperativo sigue creciendo, a lo largo de los últimos años las cooperativas están mostrando una tendencia general muy positiva, por cuanto que la facturación desde el 2006 se ha visto incrementada un +93% y el empleo directo un +29%, evidenciando su relevancia como motores económicos y como generadoras de empleo en los entornos rurales donde se asientan.

“Las cooperativas agroalimentarias son las empresas de las propias personas agricultoras y ganaderas, que se unen para obtener una serie de beneficios comunes, alcanzando un poder de negociación y una competitividad que les sería muy difícil conseguir de forma individual”, explica Eva Torremocha, de Fundación Daniel y Nina Carasso. “Consideramos que los valores de cooperación, aprendizaje y el bien común son indispensables para el desarrollo humano y territorial. Las cooperativas agroalimentarias, como agentes articuladores de la producción de alimentos y ancladas en principios democráticos y de solidaridad, son actores indispensables de la transición hacia un sistema alimentario cada vez más sostenible”. 

El debate público derivado de este contexto presenta un marco de oportunidad para la definición de alternativas que permitan avanzar en la transformación del modelo de alimentación y la sensibilización en torno a modelos de producción más sostenibles, incluyendo acciones de adaptación para minimizar los efectos derivados del cambio climático. El gran reto de Sustentta es acercar herramientas y estrategias que permitan una transición ecológica más justa.