La tarde fue fresca sin amenazar lluvia, que era lo que más temían los cofrades de La Lanzada ante la previsión de que se pudiera producir alguna precipitación. La agradable tarde invitó a un numeroso público a seguir la procesión, especialmente más importante en las calles del centro urbano.
Todo transcurrió conforme al guion previsto, una procesión extraordinaria que fue excepcional en muchos aspectos, el primer y más destacado, el misterio en el que solo estuvo el Crucificado y una ángel, recreando la alegoría de Cristo como fuente de vida., un lograda y cuidada iconografía que armonizó en todo su conjunto.
Otros elementos novedosos fueron la presencia de figuras como la del pelícano que se abre el pecho para dar de comer a sus crías, símbolo del amor de Cristo, y el Cordero Místico. Además estrenó un monte que simula el Calvario junto a unos faldones solo para la ocasión de damasco beige y una variedad de flores blancas.
Hubo otros estrenos como un lábaro conmemorativo del 75 aniversario fundacional y la restauración de la primera cruz de guía que tuvo la hermandad. La parte musical fue destacada con la elección por parte de la hermandad de las cornetas y tambores como acompañamiento detrás del paso. No fue una banda cualquiera. Maestría, calidad y el toque clásico que solo posee la centuria romana de la Macarena.
La Lanzada no es una cofradía de muchedumbres, pero consiguió reunir mucha gente pese a la singularidad de haber elegido esta fecha tan cercana al verano. Todo invitó a cofrades locales y de afuera de la ciudad a vivir un rato de ambiente cofradiero en torno a una hermandad elegante en sus formas, con un carisma muy definido desde que se fundó, valores que se pusieron de manifiesto en esta salida aunque tuviera el carácter de extraordinaria, como se pudo comprobar en los hermanos que formaron el cortejo.
Hubo representaciones de otras hermandades con sus estandartes, como las locales del Jueves Santo y su homónima de Sevilla. A las ocho de la tarde salió de la Catedral a donde llegó este viernes para la misa del día del Sagrado Corazón, que también fue de acción de gracias las por el aniversario de la corporación.
Otros detalles de la tarde fueron el recorrido elegido, totalmente, condicionado por las múltiples obras del centro urbano. Nada afortunada la coincidencia en la plaza del Arenal de la procesión con otra actividad que en un escenario se interpretaba música pop.
Otro momento fue el homenaje que tributó la tuna universitaria de Ciencias Sociales y de la Comunicación. Fue una evocación a los orígenes estudiantiles de la hermandad. La tuna se situó en el Gallo Azul y sobre una tarima cantó las coplas dedicadas el Cristo de la Lanzada.
El paso anduvo de frente y paso largo sin concesiones a otros estilos. Tal y como camina el Jueves Santo, actuando como capataz Francisco Monge y con unas cuadrillas en las que se integraron veteranos hermanos de la cofradía que quisieron rememorar tiempos pasados en las trabajadoras o los que se metieron por primera vez por lo excepcional de la ocasión.
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Este fue a grandes trazos la tarde y noche cofrade que vivió Jerez el sábado en un mes de junio cuya impronta cofrade no ha terminado aún ya que el sábado próximo es el turno de la Hermandad de la Borriquita que celebrará con una extraordinaria por sus también 75 años de fundación.
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