Quién en la ciudad no recuerda aquellos comienzos de lo que entonces se conocía en Jerez como el Hipercor, y que luego incorporaría a su oferta las denominadas Tiendas Corty. Quién más, quién menos tiene anécdotas sobre algún regalo que compró en estos grandes almacenes, sobre aquel cine que instalaba en su aparcamiento, sobre Cortylandia o sobre los cofres de aniversario de la tienda jerezana.
Hay grupos de Facebook como Cosas jerezanas que se han perdido como el tiempo que recopilan impresionantes vistas aéreas de cuando casi todo lo que rodeaba a lo que hoy es El Corte Inglés era literalmente campo. Una antigua N-IV y una zona agrícola que años más tarde se convertiría en un territorio de máxima expansión en el Jerez por desarrollar.
Han pasado 40 años y la compañía española celebra por todo lo alto un aniversario muy especial. No solo con actividades especiales, sino también con una puesta de largo impresionante de sus remozadas instalaciones, incluyendo su mítica cafetería-restaurante.
"La obra es más fuerte en lo que no se ve que en lo que se ve", dicen los responsables de comunicación y marketing sobre una rehabilitación que ha dejado grandes espacios diáfanos para las compras y ha potenciado las primeras marcas y El Club del Gourmet, pero que también se ha ocupado y preocupado de renovar las tripas de unas instalaciones con 40 años de historia.
De comentar todos estos pormenores ha habido tiempo en la comida que este lunes ha albergado el renovado restaurante de El Corte Inglés en Jerez con responsables de la firma, encabezados por Eduardo Barrero, director de comunicación y relaciones institucionales de Andalucía, así como por Isabel Mora, responsable de comunicación en Cádiz, y Francisco Mendoza, responsable de esta parcela en Sevilla y Huelva.
En dicho almuerzo distendido, dentro de las jornadas gastronómicas que organiza El Corte Inglés en Jerez, se ha compartido un agradable rato de convivencia maridado con platos típicamente de la tierra como los riñones al jerez, la berza o el tocino de cielo.