Las alhajas de la Virgen, enjoyar imágenes marianas, fabricar la insignia de una hermandad o diseñar unos gemelos personalizados con iniciales. En el taller de El Oribe, en Jerez, no solo lanzan una colección contemporánea con pulseras o collares sintéticos, también presentan la joyería que la Virgen y el Cristo portan en sus templos. Esas coronas o medallones que relucen en las tallas a las que tanto veneran los fieles. Detrás de estas llamativas piezas se encuentra el talento de Isabel Núñez, artesana del oro y la plata, natural de Puebla de Guzmán, en Huelva, que lleva casi 20 años adornando cuellos, cabezas y manos.
Es su pasión, pero antes de dedicarse a ella, su rumbo laboral era otro. La onubense, de 50 años, estudió Anatomía Patológica para después formarse como protésico dental y trabajar durante nueve años en un laboratorio dental de prótesis fija. Con un Máster en Cerámica dental bajo el brazo y experiencia en el sector, conoció a Luis Prieto y se casó. El amor hizo que se mudara a Jerez con este arquitecto técnico de Emuvijesa —empresa municipal de la vivienda— que, como a ella, le encantaba la historia de la joyería. “Cuando llegamos a esta ciudad yo no encontraba trabajo de lo mio y lo que veía tenía unas condiciones pésimas”, cuenta Isabel a lavozdelsur.es desde su taller.
Así que, decidió dar un giro a su vida y buscar una alternativa. Se formó durante dos años en Córdoba como joyera y abrió su propio taller, entonces en la calle Porvenir, donde ha estado hasta que irrumpió la pandemia y se trasladó a la calle Fate, ubicación actual.
“El trabajo de protésico y de joyera es parecido, sobre todo por las herramientas y el uso de las manos”, comenta frente a una mesa de madera repleta de utensilios. Desde entonces, es orfebre, artífice de metales preciosos, oribe, que da nombre a su firma.
En estas dos décadas, Isabel y Luis han compartido esta afición y más allá de la joyería para bodas o regalos especiales, han dado cabida a las joyas devocionales que ella crea tanto para particulares como la hermandades. Amantes de la joyería histórica, ella da vida a las piezas y él, cuenta su historia en las redes sociales, donde comparten cada trabajo.
“Ahora mismo estamos haciendo un proyecto que nos entusiasma, el rostrillo de la Virgen de Gracia de Carmona, en cristal, y también un nimbo para el Señor de la Humildad de Granada”, explica la joyera a la que las hermandades le hacen pedidos concretos.
Muchas de las piezas que diseña y crea en el taller no acaban en un cajón, son visibles en las iglesias y en procesiones de Sevilla, Málaga, Almería, Badajoz o Jerez. Además, es engastadora y trabaja para otros talleres y para artesanos que quieren enjoyar sus creaciones.
La Virgen de la Merced de Jerez lleva unos girandoles hechos por ella, la Virgen del Carmen, unos pendientes; y el Cristo de la Coronación porta una corona de espinas creada con sus manos. La dolorosa de la Humildad y Paciencia también luce un medallón. “Fue un regalo porque nuestros hijos salen en esta hermandad”, sostiene.
La última corona que ha salido del taller se halla en la cabeza de la Virgen de las Nieves de Los Palacios, en Sevilla. Ella se ha encargado de las labores de joyería y de engastería con piedras naturales.
Isabel ha adornado a muchas imágenes, pero también ha realizado restauraciones de piezas de otros siglos. “Me gusta mucho comprar en anticuarios. Lo último fue un antiguo rosario de azabache que he restaurado”, comenta. En su larga lista de trabajos, hizo un montaje de hojas de laurel en plata de ley chapada en oro para un antiguo nácar tallado con una Inmaculada o montó las piezas que había perdido la Virgen de Regla, en Chipiona. “Fuimos al santuario a limpiar su corona, que está hecha con piedras naturales, diamantes, esmeraldas, rubíes, zafiros y perlas cultivadas”, detalla.
En otras ocasiones, las hermandades entregan las joyas directamente en el taller para que las restaure y en otras, son familias las que se acercan al taller con broches, brazaletes o medallas que han heredado. El colgante de la tia abuela o la sortija de la madre. “Hay gente que trae piezas que, por la antigüedad, ya no van con su estilo y nosotros le damos un giro para que se las puedan poner de nuevo. Le damos una nueva vida”, dice la orfebre.
La onubense, que ha tenido la oportunidad de palpar algunas muy antiguas y valiosas, también ha contribuido a la recuperación de joyas que ya no se utilizaban en determinadas romerías. Por ejemplo, en la de su pueblo, han realizado la joyería devocional que antaño llevaban los trajes tradicionales. “Se llama gabacha y hemos puesto en valor todo lo que lleva, como las manillas, que son pulseras”, añade.
Fuera de este recoveco, Isabel y Luis participan en conferencias sobre joyería histórica y, fue en una de esas en las que surgió otro proyecto, esta vez de divulgación. La editorial cordobesa Almuzara se puso en contacto con el matrimonio y, en 2020 publicaron Las joyas en el vestir de la Virgen, con 260 fotografías que reflejan desde las primeras joyas que se conservan del siglo III hasta la actualidad.
“Nos sorprendió mucho que nos animara a escribirlo”, expresa Isabel. Aunque no son escritores sí que tienen mucha información sobre la joyería histórica. Además de su contacto diario con las piezas, todos sus viajes se han basado en visitar iglesias y museos. La pareja quería hacer algo diferente ya que había comprobado que, hasta entonces, existían muchos trabajos académicos pero nada para el gran público. “La idea era que fuera un libro fácil de leer y asequible”, comenta. Y así fue. Ha sido visto en escaparates de librerías.
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