Mientras la plaza Belén sigue recuperando el esplendor perdido durante décadas, a pocos metros de allí, en la calle Juana de Dios Lacoste, un trozo de muro de una finca abandonada ha estado a punto de caerle encima a una pareja, para recordar que, lo de Belén, es prácticamente un oasis en un gran desierto. Según denuncian vecinos del entorno a lavozdelsur.es, que el desprendimiento no haya causado daños físicos "ha sido de milagro".
La finca, de propiedad privada, es una de las muchas que se encuentran en mal estado en intramuros y desde la Asociación de Vecinos del Centro Histórico señalan que "casi seguro que Disciplina Urbanística no ha actuado allí nunca".
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