Jerez, cuna de los misterios sin resolver o de las gestiones políticas nefastas sin consecuencias. Proyectos de inversión fantasma, anuncios a bombo y platillo que se convierten en humo, un Pendón de la ciudad con siglos de historia que desaparece y hasta una imprenta offset mastodóntica traída de Japón por 600.000 euros que tuvo que ser revendida casi al mejor postor. La cosa no acaba ahí.
Hace diez años que llegaba a Jerez la imagen de la Virgen Inmaculada realizada por el escultor sevillano Paco Parra bajo diseño del extremeño Juan Valdés.
Esta pieza, que pesa 1,5 toneladas y mide 3,5 metros de altura, fue encargada por el Ayuntamiento, siendo alcaldesa la socialista Pilar Sánchez con Pedro Pacheco como socio de gobierno, entonces delegado de Urbanismo.
La idea era que el monumento presidiera un espectacular pilar en la plaza del Arroyo dedicado al dogma inmaculista con motivo de los 500 años de su proclamación.
El encargo costó casi 400.000 euros y, de hecho, durante años el escultor anduvo reclamando las cantidades impagadas al Consistorio jerezano. En total, el presupuesto que se libró en 2006, se elevaba a 361.681 euros de los que el autor aseguraba en 2014 que se habían abonado 200.000 euros.
El encargo lo hizo el Ayuntamiento el 16 de agosto de 2005 con intención de colocarla en el Arroyo, pero con el paso de los años el escultor llegó a quejarse de que sus clientes se habían olvidado del trabajo, no ya solo de no pagarlo, sino de ni tan siquiera ir a recogerlo.
Sin embargo, una década después de oficializarse la entrega y principio del fin de los pagos del trabajo comprometido, la Inmaculada de Parra, una imagen de bronce de tres metros y medio, sigue durmiendo el sueño de los justos, en alguna dependencia municipal olvidada o, quién sabe, en poder de intereses ajenos municipales. Todo un enigma de peso. En concreto, de 1.500 kilos de peso y casi 400.000 euros para las maltrechas arcas municipales.