La Parra, tras tres años de crecimiento, cerró 2017 superando el millón de pasajeros, hito que no alcanzaba desde 2011. Las positivas perspectivas económicas hacen prever que este ritmo se mantendrá en 2018.
El aeropuerto de Jerez parece haber dejado definitivamente atrás la crisis económica. 2017 lo cerró superando, mes a mes, sus números de 2016 hasta superar el millón de pasajeros, un hito que no se producía desde 2011, último año en que La Parra superó los siete dígitos e incluso mejorando aquellas cifras (1.029.593) y las de 2010 (1.043.163).
Atrás quedan las desastrosas cifras de 2014, cuando los números del aeródromo cayeron en picado hasta los 758.309 pasajeros, después de cinco años seguidos empeorando sus datos. A partir de 2015 la recuperación de La Parra empezó a hacerse patente. Aquel año ya lo cerró con 823.160 usuarios, mientras que en 2016 coqueteó con el millón de pasajeros hasta alcanzar los 916.906. Así, hace justo un año se intuía que el aeropuerto podría finalizar 2017 alcanzando el turista un millón, como así sucedió de hecho a mitad de noviembre. Eso sí, todavía falta trabajar mucho, y que mejore todavía más la economía mundial, para que Jerez pueda aspirar a acercarse a los casi 1,7 millones de pasajeros que alcanzó en 2007, el mejor año de toda su historia.
A la recuperación económica se suma el hecho de que la provincia de Cádiz se ha convertido en un atractivo destino turístico, y no ya solo en verano. El turista, tanto nacional como extranjero, además de calor y playa busca también frío y Sierra, gastronomía, cultura, monumentos y horas de sol para practicar todo tipo de deportes. Y afortunadamente, la provincia cuenta con toda esa oferta, además, de primer orden. De hecho, si bien las operaciones comerciales son eminentemente al extranjero (566.192 vuelos), las del territorio nacional no le van mucho a la zaga (475.549). Alemania y Reino Unido fueron, en términos absolutos, los mercados con mayor demanda, seguidos de Bélgica y Suiza. Por ritmo de crecimiento, destaca el tirón del mercado austríaco, con un repunte en la cifra de pasajeros del 96 por ciento. La evolución del alemán (17 por ciento) y el británico (nueve por ciento) también resultó muy significativa.
Desde que en 1938 se creara un modesto aeródromo hasta nuestros días han pasado 80 años y muchos cambios, todos encaminados a mejorar la comodidad de los usuarios y a permitir una mayor cantidad de vuelos comerciales. En 1992 culminaba la obra del nuevo edificio terminal, que decía definitivamente adiós a las pequeñas instalaciones construidas en los años 50 y que se habían quedado obsoletas en cuanto a comodidad y, sobre todo, operatividad para soportar el creciente volumen de operaciones.
Aun así, no hay que olvidar que la conexión entre Jerez y Madrid no se inauguró hasta septiembre de 1975, fecha no muy lejana en el tiempo y que viene a demostrar que en poco más de 40 años La Parra ha experimentado un crecimiento excepcional que, como ya está dicho, tuvo su punto álgido en 2007, cuando casi se alcanzaron los 1,7 millones de pasajeros.
Con el nuevo siglo, la nueva La Parra recibió inversiones millonarias del gobierno central, ampliando aún más si cabe sus instalaciones y aportando nuevas infraestructuras como un apeadero, con el objetivo de que alcanzara los dos millones de usuarios en 2012 —cifra que por entonces no parecía exagerada a tenor de los datos de 2007— y hasta los cuatro en años venideros. Sin embargo, la crisis echó por tierra todas esas optimistas previsiones.
Ahora, parece que con la recuperación económica en marcha —al menos lo dicen los números—, el objetivo es seguir consolidando un crecimiento estable año tras año. Jerez está o ha estado conectada internacionalmente con Reino Unido, Alemania, Belgica, Islandia y Letonia, y con Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca o Bilbao en España, mientras que Aena, la Agencia Española de Navegación Aérea, no deja de mejorar sus instalaciones, siendo lo último unas nuevas áreas de trabajo. La Parra todavía no tiene techo, pero es aquí donde las administraciones tendrán que dar el do de pecho para consolidarlo definitivamente como el tercer aeropuerto andaluz por detrás de Málaga y Sevilla.