Dependerá de a quién preguntes, pero será casi siempre la imagen del bien y el mal, separados por un murete. La paz divina y el vicio terrenal. A un lado, las Hijas de Santa María del Corazón de Jesús, tienen el colegio Montealto, concertado y de uniformes. Al otro, la sala Deseo, en la que, según una investigación de la Guardia Civil (y el conocimiento popular), indicaba que se ejercía la prostitución. Propiedad de la familia Galán (o, al menos, última propietaria conocida), la causa en la Operación Toscana se archivó en 2018, ocho años después de su inicio, por falta de pruebas testimoniales de mujeres que indicaran ejercer bajo coacción.
El Partido Popular de Jerez lanzó recientemente una nota de prensa en la que pedía que no haya clubes de alterne junto a colegios. Y lo hacía refiriéndose a este enclave de la antigua circunvalación en el Norte de la ciudad. El enganche para la petición, que el Ayuntamiento lanzaba una ofensiva contra las casas de apuestas cerca de los centros educativos. Pero el colegio y el local llevan años de vecindad. Y, en cierta medida, si no pudiéramos decir convivencia, sí algo así como 'coestancia'. Porque estar, están juntos, pero no hay guerra abierta, ni contacto.
Una de las últimas batallas mediáticas nada tiene que ver, al menos en apariencia, con el asunto del local. La rotonda que se ubica frente al colegio fue prometida por el gobierno municipal del PP (2011-2015) al AMPA para que se ubicara un monumento a la Virgen del Perpetuo Socorro, en conmemoración de los 50 años del colegio. El gobierno socialista de Mamen Sánchez, instado por Ganemos e IU, socios de investidura en aquel mandato, decidió dejarlo en pausa, abriendo un debate sobre la imaginería religiosa que se cerró como se cierran casi todos los 'debates públicos', sin ninguna idea aclarada. La Virgen, al menos por el momento, no enfrentará la Sala Deseo.
Varias madres se reúnen a las puertas del centro a las dos y media, a la hora de recoger a sus vástagos. Cuentan Silvia, Alicia y María José que no han visto nunca nada raro en el entorno, aunque no les gusta nada. Incluso, explican que pasan cada día no por delante del local, sino por su aparcamiento con el coche. Indican que existe un contencioso sobre si la calle contigua para la circulación, que tiene vallas pero siempre están abiertas, es pública o no. Y que si, como inciden, es pública, no tienen por qué no pasar. "Llevo años pasando por ahí al menos cuatro veces al día", dice Alicia, que conduce una furgoneta que llena de niños en un momento. "Y nunca he visto nada raro. Yo voy a pasar, ¿por qué no? Si se quisieron adueñar de una calle que es suya, yo paso".
Por más veces que ha pasado, ni una cosa 'rara'. "Los lunes sí que se ve algún vómito, alguna botella". Como en el entorno de cualquier colegio que tenga una zona de 'marcha' alrededor, dice otra madre que fue alumna. Tiene 41 años, y esta 'convivencia' es así "de toda la vida". "Ellas (por las monjas que residen en el centro) quisieron comprar el local, pero no pudieron. Hubo un tiempo que eso fue como una residencia, para estudiantes y eso de la Universidad, pero al poco tiempo otra vez volvieron las prostitutas".
La zona de Primaria y los primeros cursos de Secundaria dan hacia el local, que cuenta con habitaciones en sus plantas superiores. "Mi hijo", dice una de las madres, "alguna vez ha venido contando que ha visto alguna cosilla, un sujetador o algo así". "Es una tentación, con 12 o 13 años tienes ahí esa curiosidad", añade otra.
Desde el centro educativo explican que "no nos gusta", pero que la batalla sería, en todo caso, de los padres y madres. No quieren entrar en polémicas mediáticas con el local. En el centro reside, al menos, una docena de monjas, muchas de ellas originarias de otros continentes, donde la llamada de Dios tiene más cobertura. Pasean por los alrededores de Montealto, la zona de chalets donde se encuentran, en fila, a ciertas horas de la tarde, a veces rezando. En cuanto a lo no académico, en cuanto a que residan ahí, nunca, "nunca", ha habido ningún problema con la sala. "Sí creemos que no debe estar junto a un colegio".
A los padres y madres tampoco les gusta, obviamente. "Igual que hay una ley que no permite fumar cerca de un colegio, igual que si vemos a alguien con un porro cerca, pues hay que echarlos, no se entiende que esto esté ahí, indica Silvia. "Es verdad que por ver... Cosas se ven también en la playa, pero no es normal que esté ahí", añade otra madre.
Explican que, al menos, la solución de las monjas no les parece mal. Las aulas que dan hacia zonas en las que se ven las habitaciones durante la mañana están siempre con las persianas medio bajadas. La presencia de este local nunca ha sido un problema tan grave, dicen, como para pensar que los hijos estén en otro colegio.
"No es un negocio normal"
Ignacio Martínez ha sido hasta el año pasado miembro del consejo escolar y del AMPA, y sigue vinculado al colegio. Ha ejercido durante años de representante de los padres ante los medios, y explica que "no es un negocio normal, la Ley de Seguridad Ciudadana nos ampara y se dan las circunstancias" para ejercer acciones legales. En este local, indica, "se vulnera el derecho de la mujer, y también, por estar cerca de un colegio, de los niños". Indica que han mantenido conversaciones con la Fiscalía de Menores, y que existen precedentes de cierres de locales de alterne, por lo que está estudiándose cómo actuar.
"Las competencias municipales son las que son, que es si se le da uso al local según lo que pone la licencia. Me consta que ha habido inspecciones de Urbanismo, y también de Extranjería. Según tenemos entendido, el Ayuntamiento podría sacar una ordenanza amparándose en la Ley de Seguridad Ciudadana, que habla de una distancia de 200 metros".
De hecho, revela que hubo conversaciones con la propiedad del local. Se les indicó si se marcharían. "Ellos lo ven como un negocio", y si no le ven rédito, no emprenderán la marcha a otra zona, o a las afueras, donde se suelen ubicar estos locales "donde se ejerce la prostitución. Este lo es a todas luces, sólo hay que ver la publicidad".
El PP dice que quiere acabar con la explotación sexual en Jerez
El portavoz local del PP, Antonio Saldaña, ha denunciado pocos días después de lanzar su queja sobre la situación del colegio Montealto, que "la explotación sexual es una manifestación extrema de la violencia de género ya que no estamos hablando de una decisión libre de la mujer, sino de establecimientos o redes organizadas que tratan con mujeres y realizan con ellas una explotación económica".
En ese sentido, indican que quieren poner en marcha una ordenanza que restrinja la prostitución. No sólo por los derechos de la mujer, sino también porque "perturba la convivencia ciudadana. Queremos eliminar la explotación sexual en los espacios públicos de Jerez y clausurar los locales donde se produzca la explotación sexual al amparo de licencias para otras actividades", una realidad que se produce, indican, en "avenida de México, Torres de Córdoba, Montealto, Chapín o Pozoalbero".
* Este periódico trató de recabar la versión del local sin éxito