Dos detenidos en San Juan de Dios, un hombre y una mujer, el primero por querer pincharla con un cúter y la segunda, por lanzarle un ladrillo para defenderse, que acabó impactando en su cabeza.

Se llama Manuel y dicen los residentes de la calle Beato Juan Pecador que hace tiempo que debería haber abandonado la barriada de San Juan de Dios. “No es la primera vez que la lía aquí. Este hombre ya quiso apuñalarme una vez”, afirma una de las vecinas de este enclave, harta, por cierto, de que solo salga en las noticias por “cosas malas”. “Aquí cuando pasa algo los demás nos ayudamos, no como en las barriadas pijas, que bajan las persianas y no quieren saber de nada”.

El tal Manuel, de unos 55 años, señalan que tiene una orden de alejamiento por otro problema con una mujer de la barriada, tiempo atrás. Abandonó San Juan de Dios, pero, según parece, volvió hace unos meses y por lo visto la convivencia con sus vecinos no es la mejor. Los tornillos, que asoman clavados en la puerta desde el interior de su vivienda, son una buena muestra de que no quiere gente rondando su casa. ¿Y si un niño pasa por aquí y se cae, qué? ¡Se abre la cara!", denuncia Rocío, otra vecina.

Este martes al mediodía, Manuel salió de su vivienda empuñando un cúter. Iba “borracho”, afirman los que lo conocen, y se fue directamente hacia una vecina, madre soltera de tres hijos, que estaba en ese momento en la calle. Ella, al verlo, se asustó y cayó al suelo, haciéndose daño en las rodillas. Manuel, debido a su estado, tropezó también, de manera que en la caída se dio en la cabeza, abriéndose una profunda brecha, según apuntan los que presenciaron los hechos. No hubo agresión hacia su persona, dicen. “Al contrario, él era quien quería pincharla”. “Está todo el día borracho, se envalentona y la lía”, afirman. Lo cierto es que hay cosas que no cuentan en la barriada. La mujer acabó detenida. ¿Por qué? “No lo sabemos. Ahora vamos a comisaría, a enterarnos si la sueltan. No hay derecho que estén sus tres hijos ahora en la calle”, critica otra vecina. Medias verdades: al parecer fue ésta quien, para defenderse, le lanzó un ladrillo que había en el suelo, y que acabó golpeándole. Manuel acabó con ella también en los calabozos de El Arroyo.

Lo cierto es que éste es otro más de una serie de tristes episodios ocurridos en San Juan de Dios en los últimos tiempos. Mientras algunos prefieren no hablar, quizás por miedo a señalarse, Teresa, que peina canas porque llegó a la barriada cuando entregaron los pisos, afirma que ella mejor que nadie sabe lo que es vivir aquí. “Hay gente muy buena y otra gente menos buena, como en todos lados. Eso es lo que tienes que poner en el periódico”, apunta al redactor, aunque, con la boca pequeña, afirma que el problema radica “en la droga. Hay mucha, muchísima”. 

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Jorge Miró

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