A sus 33 años, este ingeniero informático que trabaja en Madrid, en una empresa de telecomunicaciones, apenas había alguna vez ido a algún karaoke. Pero el jerezano José María Rodríguez, sin esperarlo, ha cobrado un protagonismo en su calle del bario del Carmen, cerca de Ciudad Líneal, en la periferia del centro de la capital.
Cada tarde, con alguna ayuda de su pareja, la madrileña Marina López, ha vencido cualquier reparo y un día, aprovechando que acababa el aplauso sanitario de las ocho de la tarde, hizo un llamamiento a sus vecinos. Aprovechó el amplificador de su guitarra eléctrica, lo enganchó a su móvil, y puso canciones de karaoke para animarse con sus propias adaptaciones de Raphael, Camilo Sesto o Nino Bravo a ponerle letra a los confinamientos.
"Hablamos de forma cómica de la situación, del abastecimiento de papel higiénico, de encerrarte en casa con hijos quienes los tienen, de tener que ayudarles a hacer deberes, o de ver a tu pareja cada día", explica Rodríguez.
Comenzó sin ninguna intención más allá de "hacer el tonto". Le llamó la atención lo que iba viendo que otros hacían desde sus bacones, a través de redes sociales. Le animó a hacerlo un comentario. "Leí un comentario a uno de esos videos en el que decía alguien 'ojalá fuera mi vecino', y hay quien no lo hace por vergüenza, por desidia, pero no podemos quejarnos sin poner nosotros remedios". Y el remedio lo puso él.
https://www.youtube.com/watch?v=Zqpfh4jLGIE
Considera que detrás de todas estas actitudes, de animar a los vecinos, son parte de un cambio de paradigma a raíz del confinamiento. "Cuando salgamos, habrá muchas cosas que vayan a cambiar a nivel social. Posiblemente la gente valore más a la gente que les rodea. En Madrid se nota muchísimo que conocemos pocos a nuestros vecinos, porque la rotación de alquileres es brutal. Conoces a la gente solo de decir hola y adiós, y posiblemente todos estemos en la misma situación de ir cambiando cada tiempo de alquileres, pero nadie da el paso de conocerse más".
Desde su ventana, cada vez reúne a más vecinos y personas que le siguen en redes. Con un Buenas noches, mi público ya le esperan al acabar los aplausos sanitarios cada día. A medida que pasen los días, reconoce, es posible que cada vez le cueste más sacar ideas, porque serán muchos conciertos seguidos. Ahora es ella quien va cada vez haciendo más composiciones, pero quien canta es él.
La buena noticia es que en alarde de creatividad e ingenio han sido capaces de empalmar con el amplificador los sencillos micrófonos del juego de karaoke de Play Station que tenían en casa. "Hay gente que nos grita para que empecemos".
Eso sí, tampoco le llama especialmente la atención que cuando todo vuelva a la normalidad le vayan parando. "Si quieren saludarme porque me han reconocido, bien, pero lo único que espero de todo esto es que se diviertan cinco minutos. Ya casi no quedan series de Netflix por ver, mientras se levanten del sofá y se rían un poco...".
Quizás le vuelvan a ver por el karaoke junto a su casa donde alguna vez ha parado con amigos. Para entonces, aún falta un tiempo. Sólo que ahora, mientras tenga a su público, sus emisiones por instagram cada tarde, desde la cuenta @pipotequero, nadie necesita más karaokes que una ventana, un amplificador y un micrófono que es prácticamente de juguete.