"Si no encuentro la calidez humana, nada funciona. Yo he sentido la frialdad como extranjero, esa sensación de rechazo e indiferencia, de discriminación, la he sufrido en mi propia tierra. Por eso lucho contra los prejuicicios y trato siempre a todos por igual. Todos somos humanos e iguales". Son palabras del chileno Iván Mella, residente en Jerez, fallecido durante el pasado fin de semana.
Mella, que huyó de su país cuando se produjo el golpe de Estado de Pinochet en 1973, era voluntario en la ONG CEAin, donde "acompañó a tantísimas personas, no sólo como profesor de español, sino como compañero, confidente y apoyo incondicional", como describe la propia entidad, que traslada su pésame a familiares y amigos.
"Él mismo llegó como refugiado hace años huyendo del régimen de Pinochet. Amante de la buena literatura y fiel a sus ideales, dedicó sus últimos años al voluntariado en nuestra ciudad. Compartimos a modo de homenaje esta pequeña entrevista que le hicimos hace unos años", señala CEAin.
En la citada entrevista, Iván Mella cuenta cómo tuvo que salir de su país, donde trabajaba como fisioterapeuta en un hospital infantil de Santiago de Chile, cuando se produjo el golpe de estado del dictador Pinochet. Su apoyo a Allende y sus ideales de izquierdas hicieron que perdiera "todo de la noche a la mañana: su trabajo, su libertad de expresión y la seguridad para vivir tranquilos él y su familia".
Mella pidió asilo en la embajada de Finlandia, y junto a su mujer Mercedes y su hija de 5 meses, se convirtieron en refugiados políticos. Después de estar unos años en el país finlandés, y también en Mallorca, decidieron probar suerte de nuevo en Chile, donde fueron perseguidos y vigilados. "La población estaba tensa, llena de temor, mucha gente tomaba tranquilizantes de manera habitual...", recordaba el propia Mella en la entrevista que concedió a CEAin, donde decía: "Soy un hombre político porque de eso va la humanidad, supone trabajar por el pueblo y para el pueblo".