En 1975 nació en Jerez Colorgraf, una empresa especializada en la fabricación de soportes publicitarios y que a día de hoy es la primera a escala nacional en la producción de farolillos para ferias y fiestas, un producto que no se que queda solo en Andalucía y en España. La exportación llega a Francia, entre otros países.
Cuentan que el farolillo tiene su origen en la decoración asiática pero transformado aquí hasta convertirse en un elemento decorativo para las ferias y fiestas principalmente, su simple presencia evoca la feria. Este producto dio origen a la marca jerezana.
El fuerte de Colorgraf es el farolillo, pero de su fábrica salen también banderas, servilleteros, abanicos, posavasos… un material que se consume sobre todo en las ferias. Esta empresa lleva 43 años en activo y ha ido evolucionando con el tiempo, como explica a este medio su gerente José Manuel Espinosa: “Ahora también nos dedicamos al mundo del packaging, como cajas, estuches… pero en lo que estamos más enfocados es en la campaña de feria”. En estas fechas, la firma llega a emplear hasta 20 trabajadores.
La producción para el entorno es de más del millón de farolillos, un millón de servilleteros y una cifra similar de fabricación al año de banderas. “No solo fabricamos para las Ferias de Sevilla y de Jerez, sino para todas las ferias de España. Y ya últimamente también estamos exportando fuera, como a Francia”, señala el gerente, que apunta que en el extranjero es apreciado el farolillo como decoración en fiestas privadas o eventos similares, “también para campañas publicitarias porque quieren piezas muy similares a las que usamos aquí en Andalucía”.
Espinosa denomina a todo este material de feria como “publicidad fácil, ya que le pones tu publicidad y todo el mundo se saca fotos y las comparte. Es un método de publicidad eficaz para muchas empresas e incluso en campañas políticas”.
La clientela siempre pide grandes cantidades ya que nadie, ni particulares ni empresas, quieren quedarse sin existencias: “Es el elemento decorativo principal para la decoración que siempre se pide de más por miedo a quedarse corto”.
Actualmente, en cifras de ventas, el farolillo y los servilleteros están muy igualados en producción, señala el gerente, que cuenta como “a principios de la empresa todo era fabricar farolillos. A día de hoy hemos equiparado con los servilleteros”.
Recuerda el bache por la pandemia al anularse las ferias y prohibirse el uso de servilleteros, una ‘sequía’ que se ha superado: “Ahora mismo realmente los tres productos están muy igualados”, asevera José Manuel Espinosa, que no duda en afirmar que “somos actualmente la principal empresa en el país dedicada a estos productos. Hay otras que también lo hacen, pero no llegan a nuestras cantidades ni a nuestra calidad”.
Colorgraf es una empresa familiar. Espinosa es la segunda generación que toma el relevo en la dirección de su tía María del Carmen Espinosa de los Monteros “que la creó y la llevó hacia adelante hasta principios de este año, que ya decidió dejarme a mí a cargo de la empresa”.
La campaña de ferias, a estas alturas, está en su recta final, ya que se inicia por Navidad, dado que “trabajamos con tanta cantidad de clientes y con tanto volumen de producción que nosotros la campaña la empezamos mucho antes porque si no es así no llegamos a entregar todo lo que nos piden”.
Estas fechas marcan la punta de producción y negocio porque “la verdad es que todo está más enfocado a la feria”, aunque el campo del packaging "es el complemento perfecto para la empresa”.