Alguien debería regular el rebujito. Ya. Ahora. Por supuesto, debería ser un equipo multidisciplinar el que estableciese los parámetros que debe tener esta bebida. Entre los profesionales que podrían formar ese equipo es evidente que debería haber enólogos, cocteleros, otorrinolaringólogos (da gusto escribir esta palabra) y dentistas. Lo que no está claro es bajo el paraguas de qué institución trabajarían. ¿El Consejo Regulador? Le va en el nombre, en el apellido, más bien, pero tal vez lo mejor sería acudir a una autorregulación por parte de los propios caseteros.
¿Qué está ocurriendo en el Real que hace tan necesaria esa regulación? Digamos que es un remedo de aquella película de serie B, El increíble hombre menguante. Cuando el rebujito se introdujo en la Fería, hace ya más de veinte años, el acuerdo no escrito incluía que en la jarra iba entera la media botella de fino (o manzanilla), ante de que cayera el refresco de lima-limón. Ahora, en la mayoría de las casetas no es así y las más de las veces la cosa anda por la mitad de media botella. Además, ¿son necesarios todos esos cubitos de hielo? ¿Se puede seguir llamando rebujito a esta combinación? Honestamente, este cronista debe decir que no lo sabe, de ahí este llamamiento, esta especie de carta abierta. Es absolutamente necesario que un enólogo fije la cantidad de vino necesaria para la mezcla, en colaboración con el maestro coctelero; un médico debería pronunciarse sobre los efectos de todo ese hielo en la garganta y el odontólogo sobre el azúcar, la sensibilidad y el fenómeno de 'dientes blandos' perceptible a partir del cuarto vaso.
En realidad, no hay que ser taxativo, perfectamente se podría establecer tres categorías. Una para los muy vinateros, en general gente de ideas fijas que, por supuesto, incluiría el vaciado íntegro de la media botella y solo la mitad de todo ese hielo. 'Rebujito antiguo' o 'rebujito fórmula antigua' podría ser su nombre. En medio estaría la fórmula tan en boga hoy de echar la mitad de media botella, ya con todo ese hielo. También salen dos nombres, el 'rebujito MMB' (mitad de media botella) o 'neorebujito', a debatir. Por último, estaría 'esencia de rebujito', solo un golpe de muñeca de vino sobre todo ese refresco y hielo.
Sería un avance. Así, cada vez que se pida una jarra de rebujito en una caseta no habitual, no habría incertidumbre, ese creciente sentimiento de desazón...