Tras la explosión de colores y sonidos en el cielo jerezano llegó entre aplausos el encendido del mejor alumbrado festivo del mundo. De manera oficial, la Feria del Caballo 2024 quedaba inaugurada, teniendo por delante una semana de alegría, desconexión y diversión.
Como cada año, un momento maravilloso se vivió en el Real con el encendido del más de millón de luces que iluminan el González Hontoria. Pero tras el encendido del alumbrado llegaron los problemas. Muchos de los presentes tomaron el camino de casa y otra multitud llegaba a la Feria. Esto provocó que en las puertas de entrada que dan a la zona de las atracciones se formase un importante colapso.
Ni para adelante ni para atrás. Nadie cedía y el nerviosismo fue creciendo, viviéndose situaciones de auténtica angustia, con niños y personas adultas llorando por la ansiedad de estar parados sin poder moverse y con cada vez más gente alrededor.
Una angustia que fue desembocando en empujones, gritos y algún que otro enfrentamiento. Entre los que se disponían a salir había gente que pedía a los que querían entrar que se echasen a un lado. Pero no, ni unos ni otros se movían y el embudo cada vez era mayor. La tensión fue en aumento y creando alguna situación de casi llegar a las manos.
Carros de bebé por los aires para intentar salir del atolladero, madres y padres de niños pequeños preocupados y una espera interminable. Un tapón que se forma todos los años y sobre el que habría que estudiar alguna solución. Tras casi media de hora, la circulación de personas por dicha zona empezó a ser algo más fluida y, afortunadamente, la sangre no llegó al río, pero cualquier año puede liarse una bien grande.