Viernes de preferia, viernes noche de una Feria del Caballo contando las horas para que, apenas un rato después, se produzca el momento mágico del año en Jerez: la inauguración del encendido del alumbrado. La imagen que ofrecía a última hora de este viernes el Real del González Hontoria era bien conocida: tres frentes abiertos.
En los jardines de El Bosque, la muchachada y sus botellones. Bien controlado, con tres vigilantes de seguridad en su acceso cerciorándose de que no salen botellas de esa zona acotada y con la chavalería explayándose en una Feria que para ellos ya había comenzado.
En otro frente de ataque, esos currelas de multitud de oficios que seguían puliendo detalles en más de 170 casetas que, sorprendentemente, estaban casi al 100% listas, en una imagen inusual, pues uno siempre recuerda mucho más retraso y ajetreo en estos compases previos. Se escuchaba alguna máquina de faena de fondo, pero en general, las casetas ya lucían impecables, a falta de la llegada del género para la multitud de encuentros y almuerzos que se esperan desde mediodía de este sábado, la auténtica preferia.
Aun así, en la noche de este pasado viernes había movimiento feriante en las casetas de los partidos políticos, que inauguraron con su respectiva militancia (PP, PSOE y Los Andaluces de IU), y ya hubo reuniones de amigos y amigas en casetas como la del Club Nazaret o Jerelesgay. Primeras sevillanas y primeros serranitos, primeras medias botellas de Tío Pepe y primeras cervezas en una noche fresquísima, casi de invierno-primavera. Una meteorología que invita a armarse con algo de abrigo para las próximas noches.
Con parte del alumbrado de calles secundarias activado, con alguna caseta-discoteca empezando a funcionar a pleno rendimiento (preocupante tanta cachimba), los paseos eran propiedad de los curiosos, alguna que otra despedida de soltera (como la de las simpáticas cordobesas que saludaron a lavozdelsur.es), los fatigas y los trabajadores rematando su faena. Todo en un estado latente, larvado, contando las horas para la gran explosión de júbilo de esta noche. Con los hoteles sin camas disponibles y los pisos turísticos con más vida que nunca. Con las neveras enfriando en las casetas y la noria en modo pruebas dando vueltas en el cielo de un Jerez de gala ante el inicio de otra Feria del Caballo. Siempre el mismo ritual, siempre diferente.
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