La Feria vivió su penúltimo día vaticinando lo que sucederá la próxima semana, en la que el Rocío copará toda la atención. Fue así gracias a la entrega del Caballo de Oro a la Real Hermandad del Rocío de Jerez en un año en el que cumple 50 años haciendo el camino por Doñana y el mismo tiempo en el que los característicos carros de la comitiva rociera jerezana fueron y vinieron por el Coto.
El acto oficial fue como siempre en el Depósito de Sementales, donde la hermandad tuvo la feliz idea de recrear la llegada de Jerez a la aldea. Banderín de camino, alcalde de carretas, los 14 carros formando una media luna, como se colocan cada noche del camino, y una especial caballería jerezana, escoltada por jinetes de la Real Escuela y presidida por los ex hermanos mayores Álvaro Domecq, Raúl Rodríguez, Felipe Morenés y el actual, Joaquín Vallejo.
Vallejo fue el encargado de recoger el premio y de ofrecer las palabras de agradecimiento, en las que enfatizó la simbiosis que se produce en el 'rocierismo' jerezano que exalta “la identidad e idiosincrasia de Jerez con el caballo”, algo que se pone de manifiesto en esta celebración, especialmente cuando llega a la aldea.
Los coros de la hermandad –adulto, joven e infantil– se ocuparon de poner la banda sonora a todo el acto desde el principio hasta el final. Los carros entraron con sus interiores ocupados por rocieros y rocieras vistiendo los trajes típicos de romería. No faltó detalle alguno para evocar ese camino de Jerez y lo que ocurrirá dentro de ocho días en El Rocío cuando, a primera hora de la tarde, Jerez empiece a adentrarse entre casas y arenales: Bellavista, Muñoz y Pavón, Almonte, Carretas y ermita.
Y todo acompañado con el clásico ‘Ya esta aquí Jerez’, proclamando a coro que el simpecado de la hermandad jerezana ya pisa el territorio de la Blanca Paloma. Se cantó la Salve jerezana seguida de los preceptivos vivas en la voz del hermano mayor. El consejero de Justicia de la Junta de Andalucía, José Antonio Nieto, y la alcaldesa de Jerez, María José García-Pelayo, ocuparon el palco presidencial. Entre tanto, la comitiva permanecía formada en el picadero con Victoria Bustillo como camarera de camino y portadora del banderín, que encabeza la marcha siempre que la comitiva está en movimiento.
Así, esa cabecera, carretas, tiradas por sus mulos y guiadas por sus carreros, caballistas y abanderados se ordenaron como mandan los cánones rocieros para volver grupas y poner dirección al Real de la Feria, donde pasearon el Caballo de Oro a la vez que se recreaba la singular estampa de presenciar en el González Hontoria algo inédito, la hermandad de peregrinación.