En busca del tiempo perdido. Dos años, para ser más concretos. Así se encontraban muchos anoche en el Real del González Hontoria. Muchos, además del tiempo, también buscaban, por cierto, un montadito a la desesperada. Otros, mientras tanto, intentaban rematar los últimos detalles para dejar listas las casetas de cara a la inauguración oficial de esta noche de la Feria del Caballo.
Los últimos farolillos, un vistazo a qué es lo que falta en la cocina o los últimos retoques estéticos en suelo y fachada. Todo el mundo andaba curioseando de arriba para abajo en esta jornada de preferia. Una primera toma de contacto con las sensaciones olvidadas a la que se irán sumando nuevos momentos durante la gran semana festiva de Jerez.
La noria volvía a girar en lo que era un curioso guiño al paso de estos dos años. La vida, a pesar de todo lo que ha quedado atrás, de todo lo que hemos perdido con la pandemia, sigue girando. Y ahora es momento de alegría. Las calles secundarias del Real, que fueron las únicas que contaron con alumbrado, se fueron animando. Aunque para concurrencia, la del entorno de la Rosaleda, con bares funcionando a tope y un ambiente de los que siempre agradecen los hosteleros, que también tienen que recuperar el bolsillo perdido.
Mientras los andaluces (IU y PCE) y PSOE inauguraban anoche sus casetas, en el PP todavía quedaban los últimos flecos y en la de Podemos estaban pendientes de un boquete que tendrán que tapar por razones de seguridad. El tiempo ha pasado, pero hay cosas que parece que no han cambiado. Muchas fachadas se mantienen intactas y en las calles secundarias sigue habiendo discotecas con traje de casetas.
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