Entrar en el mundo de la política, más en la local, tiene la singularidad de que los candidatos anhelan contar en su lista con algún fichaje fuera de su órbita o partido. En lo local, la liga política se juega con reglas diferentes más que con unas siglas o unas ideas. Deportistas, empresarios notables y gente destacada en cualquier aspecto de la sociedad han formado parte de los consistorios, que en Jerez, como sucede en otras muchas ciudades, tiene en las hermandades uno de sus puntos fuertes. Son los colectivos más populares por implantación, militancia procedente de todos los estratos sociales y la presencia activa de estas en el perímetro urbano.
Desde el primer Ayuntamiento democrático que tuvo Jerez, en 1979, en la foto de familia ya aparecía un cofrade destacado como fue Juan Huerta, concejal por la extinta UCD y que posteriormente fue presidente de la Unión de Hermandades. Bajo estas mismas siglas políticas también se involucró otro veterano de las cofradías, Miguel Monje.
El tanteo a ex hermanos mayores, capataces y cofrades notables es una acción que no escapa a los candidatos. Ya en el primer mandato de Maria José García Pelayo, en la frustrada y tormentosa coalición con Pedro Pacheco, causó enorme sorpresa la decisión de José Alfonso Reimóndez López ‘Lete’ de entrar en el gobierno de la ciudad como concejal de Fiestas.
En el segundo mandato de la también candidata el PP para las elecciones municipales de este año, el área de Economía fue dirigida por el actual hermano mayor del Santo Entierro, Enrique Espinosa. Precisamente son los partidos de centro, derecha o la izquierda moderada los que más ansían contar con nombres cofrades.
¿Les renta? Esa es la cuestión que los analistas de esto de la política ponen en solfa: un fichaje cofrade no es una garantía para conseguir votos de ese mundillo. Las hermandades son muy heterogéneas en cuanto a tendencias políticas de sus integrantes, sin olvidar que una cofradía no es de los que mandan, la nómina de hermanos es extensa, tanto que en su gran mayoría les importa que tal o cual de su corporación se meta en una lista y mucho menos que condicionen su voto.
Es una realidad que todos conocen pero sin embargo, tal vez por la capacidad y cualidades de ciertos cofrades en organización, ideas, mando, etcétera, junto a su prestigio y fama, sean ideales para formar parte de un gobierno que trabajará en lo local.
Ahora tenemos en puerta una convocatoria electoral en el mes de mayo para renovar los ayuntamientos. En este tiempo preelectoral los rumores se disparan sobre si el partido tal ha tanteado a cual. Con insistencia estos ‘dimes y diretes’ van más allá de una simple especulación, apuntan nombres que por ciertas ‘señales’ que no han ocultado parece que han cerrado acuerdos o están ello o han sido tocados.
A ellos nos referimos con todas las reservas. Uno de los que más suenan es el ex presidente de la Unión de Hermandades, Dionisio Diaz, que podría haber cerrado su entrada en la lista de Mamen Sánchez. Otro caso es el actual hermano mayor del Desconsuelo y pregonero de la Semana Santa de este año, Francisco Zurita, que tendría ya todas las bendiciones para entrar en la candidatura de García-Pelayo. Le quedan tres meses al frente de la hermandad y una vez pronunciado el pregón, queda libre de ataduras cofrades.
En una escala de rumorología menos contrastada estarían nombres como el capataz y cofrade Tomás Sampalo, que entraría en el PP para aportar sus conocimientos en el ámbito deportivo. Otro capataz, que cada cuatro años suena para entrar en la gobernanza de la ciudad, es Martín Gómez cuya popularidad es una tentación.