Su origen se sitúa en la comunidad judaica de Toledo. Mucho ha llovido desde entonces, más de ocho siglos, hasta la actualidad y se sigue utilizando. Los ‘gurús’ de este sistema de predicción, los cabañuelistas, toman como referencia la observación de la climatología en unos meses muy concretos del año, en los 12, 18 o 24 primeros días agosto.
Es un sistema que se sigue usando por la gente de campo principalmente: agricultores, ganaderos, pastores… que se siguen fiando de las cábalas que implica sacar un pronóstico con las cabañuelas. A eso se dedica el jienense Alfonso Cuenca que esto de las cabañuelas le viene de su padre, que fue quien le enseñó a interpretar los signos meteorológicos y a la naturaleza durante el mes de agosto.
En su ‘parte’ para la Semana Santa, según expone en su blog, señala que las cabañuelas predicen sol, nubosidad variable y lluvias leves, por lo que algunas precipitaciones podrían aparecer en los primeros días de la Semana Santa, aunque de manera testimonial. En cuanto a las temperaturas, las mínimas si situarían en los 10 grados y las máximas en 25.
A partir del día 7 el tiempo empeoraría, de la nubosidad variable pasaría a abundante y tormentosa, como también serían las lluvias, además de generalizadas.