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Finalmente las 37 hermandades participantes en la Magna de Jerez han decidido en una reunión celebrada esta noche esperar hasta el miércoles 9 de octubre para decidir si se suspende o se aplaza la procesión Magna, tomando los “partes meteorológicos estando más próxima a la fecha”, del 12 de octubre.
La Unión de Hermandades ha comunicado que ese mismo día habrá una reunión definitiva. La decisión adoptada ha sido votada y aprobada por mayoría. Ha sido un encuentro, no pleno ya que no estaban los hermanos mayores cuyas cofradías no estarán en el evento, donde ha habido un intenso intercambio de opiniones en el que se han debatido los pros y contras de las dos opciones, resultando que por mayoría se ha decidido esperar a pasado mañana.
Así se resuelve un día, el de este lunes, de gran ajetreo para la Unión de Hermandades, que ante la perspectiva de lo que se prevé para el fin de semana en lo meteorológico, tuvo que empezar a activar un plan B basado en el aplazamiento o la suspensión. No era posible demorar más la decisión, dado que las hermandades tenían ya cerrados bandas, flores y todo el despliegue previsto, con pasos ya en los templos desde donde saldrán y las estructuras de la Carrera Oficial casi montadas.
Tras obtener el presidente el visto bueno del obispo para proponer un aplazamiento, con la condición de que se aprobara por los hermanos mayores de las 37 hermandades participantes, la siguiente consulta fue a la alcaldesa, que también apoyó la idea del cambio de fecha. Y así se llegaba hasta la convocatoria de la reunión con las hermandades implicadas.
Es la historia de una jornada que en cierto modo nos trae a la memoria la Magna del Sábado Santo de 2000, cuando el mismo día de ‘autos’ la lluvia casi provoca su suspensión. Así, las precipitaciones vuelven a ser protagonistas en un evento cofrade que se suma a la pasada Semana Santa, literalmente pasada por agua.
A partir de esta decisión, las hermandades tienen una semana para reordenar los diferentes compromisos contraídos para el 12 de octubre, como los contratos con las bandas, que deberán aceptar el cambio de fecha y su disponibilidad para la nueva cita. Los floristas es otro capítulo, ya que deberán guardarlas para que se mantengan sin echarse a perder durante una semana.
Otro frente son los pasos y enseres prestados a determinadas hermandades, que no pueden jugársela porque manejan un patrimonio ajeno. También deberá atenderse los alquileres de sillas.