Llegó el martes que señala el regreso a la ciudad para los rocieros jerezanos que hacen el camino de vuelta. Como es habitual, la caravana se presenta bastante mermada de personas y vehículos dado que muchos, tras el Lunes de Pentecostés y la procesión, ponen punto final a la romería.
Sobre las nueve de la mañana, las catorce carretas y algunas decenas de vehículos formaron ante la casa de la calle Almonte para desde ese punto iniciar el tránsito por la aldea, pasando primero ante la ermita para despedirse de la Virgen del Rocío, y entrar de nuevo en Doñana por Manecorro.
Se rezó el Angelus en el cortafuego junto al pilón donde abrevaron los animales. Se siguió hasta alcanzar Palacio para el almuerzo y sobre las siete de la tarde se estaba divisando el final de esta primera etapa, que tendrá su pernocta en el paraje del Cancelín.
No se ha producido ninguna incidencia y todo transcurre con normalidad, como informó a este medio Toni Vallejo, secretario de la junta de gobierno. El tiempo y sobre todo la temperaturas son muy agradables lo que alivia en gran medida el recorrido.
Mañana se pasarán los cerros y se acabará en Marismilla, ya muy cerca de Sanlúcar, para el jueves salir de Doñana y embarcar a partir de las 11 horas. Ese mismo día se llegará a Jerez a la caída de la tarde.
Para Vallejo está siendo un Rocío soberbio tanto por las vivencias como por el desarrollo de la romería para Jerez. Los peregrinos, como él mismo comenta, aún guardan en sus memorias el gran momento de la visita de la Virgen a la casa de Jerez.
Fue más tarde de lo acostumbrado, cerca de la una de la tarde, pero mereció la pena la espera porque, según midieron, estuvo alrededor de la casa jerezana unos siete minutos, un tiempo que es absolutamente extraordinario para lo que son los momentos de la procesión.
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