Eran años en los que la televisión solo ofrecía dos canales y de internet todavía no había ni rastro. Los niños pasaban horas y horas en la calle sin pantallas ni medios tecnológicos que les absorbiesen por completo. Hablamos de los años ochenta, una década en la que nació un programa de radio mítico en Jerez, El loro amarillo.
Las niñas y niños de aquella generación, a pesar del paso de los años, no olvidan aquel programa que presentaba Antonio Rodríguez Liaño en Radio Popular. Un programa que ha regresado a la actualidad tras compartir José Roche una publicación en el grupo Curiosidades de Jerez, donde el propio presentador de El loro amarillo ha querido contar la historia de aquel espacio dirigido al público infantil.
Un relato que quedó recogido en el libro Historia sonora de Jerez: las emisoras de radio jerezanas (1900-2015), obra de Andrés Luis Cañadas Machado, y que cuenta que el nombre del programa radiofónico nació de un personaje que se inventó Ángeles Liaño, la madre del presentador, para aleccionar a los hijos de tres vecinos que vivían arriba de la familia en el barrio de Icovesa. La madre de estos tres pequeños detallaba alguna de las travesuras a Ángeles, que después se las contaba para corregir a los tres niños diciéndoles que había sido el loro azul quien se lo había dicho todo.
"Los 80 acababan de nacer y un sábado por la mañana, haciendo un musical en la FM Popular, mi madre me pidió que le dedicara alguna canción a nuestros vecinitos. Como yo sabía lo del plumífero, les conté que el loro me había dicho que Mari Ángeles, Manuel y Rafa estaban escuchando la radio y les mandaba un besito con… ¡Enrique y Ana! Sin embargo, me equivoqué en el color y en vez de azul, dije que era de parte del loro amarillo. Ese día, mientras el disco sonaba, hubo una segunda llamada infantil, que también recibió la dedicatoria correspondiente", cuenta Rodríguez Liaño.
Al sábado siguiente, una madre preguntó si podía poner canciones infantiles en el programa. "Es que, me explicó, los niños están en casa y les hará mucha ilusión. Entonces, siguiendo la estrategia de Angelita, una vez confirmado que los niños no escuchaban la conversación, interrogué a la mamá: qué ropa llevaban, qué hacían en ese momento y cómo eran físicamente. Cuando abrí el micrófono, los nombré –con apellidos y todo– y empecé a contarles cosas que yo no podía saber… a no ser que la radio tuviese ojos o que el loro amarillo me las hubiera contado".
El lunes a primera hora, Andrés Luis Cañadas Machado, le llamó al despacho para proponerle, tras escuchar "el experimento del loro", que abriera el sábado siguiente el teléfono al público infantil. El resultado fue un aluvión de llamadas y, teniendo en cuenta el éxito, la emisora decidió hacer lo mismo de lunes a viernes, desde las ocho de la mañana hasta las nueve y cuarto en un espacio donde tenían cabida canciones infantiles, llamadas telefónicas, cuentos y, como no podía ser de otra forma, el loro amarillo, al que ponía voz Manolo Román. "Fue quien se encargó de grabar más de un centenar de palabras y frases que, hilvanadas con mis preguntas y comentarios, daban la sensación de que el loro estaba allí para atender a la chiquillería. De vez en cuando, Manolo venía al estudio y la charla con los niños era mucho más fluida", detalla Rodríguez Liaño.
Desde el año 80 al 89 estuvo en antena El loro amarillo, un programa que sigue muy presente en la memoria de los niños del ayer. "Después de casi 35 años del final del programa, mucha gente me sigue refiriendo aquellas aventuras matinales y eso me emociona hasta las entrañas. Quiero dar las gracias por ese regalo a Dios y a la Vida, de todo corazón, porque no se imaginan cuántos recuerdos hermosos me abrazan cada vez que alguien se dirige a mí llamándome ¡el loro amarillo!", cuenta el histórico presentador de un espacio inolvidable.
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