Una mañana con los encargados del mantenimiento de las zonas verdes, que afirman que tiran de experiencia y profesionalidad para suplir los recortes de presupuesto y su corta plantilla.
“El que entienda un poco de jardinería verá que los parques en Jerez, en general, no están mal. El problema es que no hay ningún civismo y poca colaboración ciudadana”. José Ramón Soto, 22 años como jardinero, defiende su trabajo y el del resto de sus compañeros, medio centenar, en la empresa Elsan, del grupo OHL, concesionaria del mantenimiento de las zonas verdes de la ciudad. Lamentan que en redes sociales, donde se magnifica todo a base de fotografías y comentarios, se de una imagen de dejadez y abandono de los parques y, por consiguiente, da a entender un mal trabajo por su parte. “Aquí parece que solo existen Torrox, el Jardín Escénico y el Hontoria, pero es que en Jerez hay muchísimos parques”, recuerda José Antonio Romero, presidente del comité de empresa.
En efecto, la ciudad cuenta con, aproximadamente, 1,4 millones de metros cuadrados de zonas verdes, de los cuales, Elsan se ocupa del 80 por ciento del total (el resto Gesser y el propio personal municipal) cuya labor incluye, además del mantenimiento de parques y rotondas, la recogida de las podas, la limpieza de las barriadas rurales y la recogida de naranjas. Todo ello con una plantilla que, a pesar de la continua expansión de Jerez, se mantiene en los mismos números que hace 20 años, en los que apenas hay refuerzos para cubrir vacaciones y bajas y con un presupuesto, de unos 2,7 millones, muy recortado desde que estallara la crisis. “El anterior gobierno del PP nos llegó a decir que ellos no querían los jardines de Versalles, sino que se mantuvieran en las mejores condiciones posibles”.
Echar una mañana con los jardineros que ponen a punto los parques de Jerez obliga a abrir los ojos y a darse cuenta de que, realmente como dicen, las zonas verdes de la ciudad no están tan mal como a veces nos empeñamos en ver. En Olivar de Rivero nos encontramos a Jorge y a Paco, que llevan 20 años de trabajo a sus espaldas, primero con Talen (la primera concesionaria que se hizo cargo de los jardines), después con Teconma y ahora con Elsan. Antes han estado cortando el césped y arreglando los setos de la glorieta de Biarritz y desde aquí se trasladarán a otro punto. Señalan que la prioridad a la hora de actuar en un parque o en otro se la comunica la propia delegación de Sostenibilidad, y que en una jornada pueden actuar en seis o siete parques, dependiendo de su tamaño. Este de Olivar no es grande. Paco, montado en una cortadora, apura las últimas siegas, mientras que Jorge se encarga de la limpieza y la recogida de hojas. El parque, salvo algunos claros, presenta un buen estado, con un césped de un bonito verde al que le ha sentado bien las primeras lluvias del otoño. “Aquí, más que nada, es el poco civismo. No te puedes imaginar cómo están los jardines de cacas de perro. A veces vas cortando y te llenas de mierda hasta arriba”, lamenta Jorge. “Cuando se ponían flores en las macetas de la calle Larga, empezabas en una punta y cuando acababas en la otra, ya faltaban flores. Te hablo de las once de la mañana, y encima si los pillabas te echaban en cara que las habían pagado con sus impuestos”, señala otro empleado de la empresa que prefiere mantener su anonimato.“El grado de implicación de los trabajadores es total, como nunca ha habido”, señala José Antonio Romero, que explica que “ahora mismo funcionamos como si esto fuera una cooperativa” y que recuerda que a los cuatro meses de hacerse Elsan con el servicio hubo una negociación fuerte y un intento de un ERE que prácticamente provocó que los trabajadores se hicieran con las riendas del servicio. “Tomamos como medidas trasladarnos de instalaciones, pasamos de una nave que costaba seis mil euros de alquiler a una que cuesta 1.500; montamos nuestros propios viveros y nos encargamos de cultivar las plantas y flores; hacemos el mantenimiento de la maquinaria y le presentamos un plan de ahorro al Ayuntamiento que terminó con una reducción de jornada. Pero no podemos hacer más de lo que actualmente hacemos, estamos doblando turnos y trabajando fines de semana”.
Preguntamos por el estado de los tres grandes pulmones verdes de Jerez: Hontoria, Torrox y Jardín Escénico. Del primero, reconocen que es el que peores condiciones presenta, si bien señalan que lo recepcionaron hace apenas tres meses. “Cuando lo cogimos en verano, en la zona de la Rosaleda ya no había prácticamente ni césped en según qué zonas, pero nosotros lo único que podemos hacer es mantener lo que hay. Tenemos entendido que el Ayuntamiento quiere darle un lavado de cara y que para ello se va a convocar un concurso público en el que me imagino que nos presentaremos”. De Torrox señala las grandes dificultades que entraña mantenerlo por su gran tamaño y aclara que sus jardines no tienen sistema de riego automático, de ahí que en los meses más calurosos presente ese triste color amarillento. En cuanto al Jardín Escénico, afirma que “debería contar con tres personas fijas para que estuviera siempre en perfecto estado”. Aun así, señala que ahora mismo, en cuanto a jardines y limpieza, no se les puede achacar nada, algo que efectivamente comprobamos en una visita posterior. Césped recuperado y perfectamente cortado y limpieza absoluta. “Otra cosa son las fuentes y el lago, pero ahí ya es el Ayuntamiento. Entre los motores que robaron y los que no funcionan, no hay nada de agua”. Romero, además, aprovecha para citar otro parque que también se ha comentado mucho en redes por su mal estado, el situado entre el hospital y Área Sur, el cual especifica que el Ayuntamiento todavía no lo ha recepcionado, de ahí que no se pueda actuar sobre él y que presente una imagen vergonzante.En general, explican los trabajadores, cada parque se poda y siega cada 15 ó 16 días, si bien la limpieza se intenta que sea diaria. En parques y jardines, además, afirman que no hay distinciones por zonas, como sí suele ocurrir en la limpieza viaria. “Para nosotros lo mismo es un parque de la zona Norte que de la Sur”. En verano predominan los riegos y en invierno, los cortes de césped y señalan que incluso, por estética, se podan con más frecuencia de la que deberían las palmeras. “Es verdad que a veces no llegamos a todo, pero repetimos que con lo que hay no podemos hacer más. El grado de mantenimiento te lo dan los presupuestos y se han recortado. Aquí tiramos de nuestra experiencia”.
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