"Una vez vino un padre con su niño y me preguntó por qué me llamaban Bimba. Yo te voy a llamar granjera, me dijo. Y le pregunté por qué. Y me contestó: Porque vas plantando jugadoras por el campo", cuenta entre risas. "Eso se me quedó", termina la jugadora jerezana de rugby Laura Delgado, popularmente conocida como Bimba. ¿Por qué? "De bimbazo. Desde que una compañera del CRC Cádiz me lo dijo, todo el mundo me llama así", responde. Es dura, veloz, fuerte... Un amasijo de aptitudes físicas que le ha hecho ganar dos europeos, jugar un mundial y ser reconocida como Mejor Deportista del Año en la primera Gala del Deporte de Jerez, en menos de cuatro años.
Pero no solo del cuerpo vive una deportista. Para ella, su tenacidad mental también ha sido fundamental para conseguir su sueño deportivo y personal, ir a un mundial con la selección española. Hace más de tres años Bimba sufrió una de sus peores lesiones. Jugando en el Sanse Scrum, de Madrid, el equipo que la vio nacer, se partió el ligamento cruzado interior, ambos meniscos, la rótula, y los cóndilos del fémur. "Me operó Manuel Leyes, quien también operó del hombro a Mercedes Chilla y a otros muchos deportistas olímpicos. Él me dijo que en seis meses estaba de nuevo compitiendo, pero cuando salí del quirófano, me dijo que no sabía si iba a volver a apoyar la pierna... Pero me dije, me da igual lo que me digan, yo voy a volver al deporte". Y tanto que lo hizo. Estuvo reservándose durante ocho meses, por precaución, y luego regresó al césped. "Las molestias siempre están ahí, pero es algo que tengo intrínseco, algo que se supera mental, no físicamente", agrega.
"No concibo mi vida sin la competición", destaca. Bimba lleva toda una vida dedicada al deporte. Su padre fue atleta de velocidad, una disciplina que inculcó a sus tres hijos, donde Bimba (niña en italiano) era la menor. Relata que practicó todas las modalidades del atletismo y que a los 13 años destacó en el lanzamiento de martillo, prueba en la que compitió profesionalmente hasta los 20. "Porque tuve un accidente de moto donde me rompí el occipital". Lesión que la mantuvo alejada del deporte durante unos tres años.
"Las molestias siempre están ahí, pero es algo que tengo intrínseco, algo que se supera mental, no físicamente"
"Quería volver al atletismo, pero sabía que no iba a conseguir la misma proyección de antes". Por lo que decidió probar algún deporte en equipo. Nada de fútbol —dice que no le gusta, por todo lo que mueve y el veneno que hay a pie de campo—, pero también practicó baloncesto, pádel, voleyball... Hasta que un día, un amigo suyo del Club Rugby Xerez CRUXE, le dio a conocer el rugby.
Confiesa que antes de comenzar a jugar, no sabía absolutamente nada sobre este deporte y que incluso lo confundía con el fútbol americano. Sin embargo, se emociona al recordar esos primeros días y rememora con una sonrisa que lo que se dijo a sí misma fue: "Este deporte..., es mi deporte". Hace apenas unos días que la jugadora jerezana ha vuelto a levantar la copa del Campeonato de Europa celebrado en Bruselas, después de derrotar al equipo holandés por 40-7. Hoy descansa en su tierra, junto a sus padres, pero en breve deberá volver a A Coruña, al CRAT A Coruña, su equipo actual.
Que en menos de cuatro años Bimba haya pasado por tres equipos nacionales y esté en las filas de la selección internacional española, deja entrever su talento innato para el rugby. Su primer referente en este deporte, la capitana del Sanse, María Ribera —porque "ella es rugby en todos los sentidos"—, se quedó sorprendida cuando la vio por primera vez en un Campus de rugby, que tuvo lugar en la capital, y supo que tan solo llevaba tres meses jugando.
Tras su accidente de tráfico, en 2010, Bimba se dedicó de lleno a sus estudios, sacándose el graduado en Administración y Dirección de Empresa (ADE), en el Campus de Jerez. Y a los tres años accedió a un doble grado en Finanzas (FYCO), en Cádiz, ciudad donde decidió darle una oportunidad al rugby. Fue entonces cuando se enamoró de este deporte y es que a diario cruzaba toda la capital en bicicleta, desde La Caleta, hasta la zona de entrenamiento del Club Rugby Cádiz Femenino. Bimba estudiaba jugadas de rugby por internet. Se levantaba y se acostaba viendo rugby a través de Youtube, el único medio por donde pudo obtener información de este deporte, poco valorado en el país.
Decidida a competir profesionalmente, a principios de 2014 se marchó a Madrid, donde la ficha el Sanse Scrum, equipo donde solo tiene recuerdos que la invaden de alegría. "Cada vez que percutía, toda la grada gritaba ¡Bimba, Bimba! Y a mí eso me motivaba muchísimo. El club de Sanse es muy humilde, nació poco a poco y eso se refleja en la familia", incide la jugadora. "Cuando me rompí la rodilla —su lesión más grave—, mi familia vino y flipó por cómo me trataban. Mis compañeras me metían en la bañera, me daban de comer... todo, como si fueran mis hermanas", añade.
Ellos, por ser chicos, tienen más repercusión. No es que no lo sepamos, nos duele pensarlo"
Al crecer en un núcleo familiar donde el deporte está siempre presente, su familia se volcó con ella para que consiguiese su sueño, a excepción de su madre, que ,"hasta que no me vio cuánto me hacía feliz el rugby, no lo terminó de aceptar". Para Bimba, y todos los jugadores de rugby, este deporte aporta unos valores "de compañerismo, de sacrificio, humildad, de respeto...", que son vitales para la vida. "Yo siento que he cambiado desde que juego al rugby. Ahora me siento más integrada en la sociedad y siento que aporto más... Que no quiero hacer las cosas por mí misma, sino porque tu equipo sea mejor", comparte.
Si bien el rugby existe y promueve un ambiente de respeto y tolerancia, en otros entornos Bimba ha tenido que sufrir sexismo y discriminación por ser una mujer deportista. "Cuando tú comentas que juegas al rugby, hay gestos, caras raras, miradas... siempre sorprende. Y sabes que esos gestos va relacionado con la orientación sexual, siempre te juzgan. Pero te entra por un oído y te sale por otro". No obstante, lo ha sufrido desde que era una niña que practicaba atletismo. "Siempre iba en chandal, siempre estaba jugando con los niños...". En este deporte, no hay hombres o mujeres, hay jugadores, y ella jamás recibió un comentario machista de la grada. Nunca. En el rugby el machismo se instala fuera, en los medios de comunicación, en los despachos...
A pesar de que Las Leonas, el equipo de la selección española, haya ganado más títulos que el equipo masculino, ellos, de la poca visibilidad que tiene el rugby en España, tienen más que ellas. Por ejemplo, este Campeonato de Europa en el que han ganado por sexta vez, donde Las Leonas eran favoritas, no ha sido televisado en España. "Nosotras venimos de un mundial y ellos están luchando para clasificarse. Ellos, por ser chicos, tienen más repercusión. No es que no lo sepamos, nos duele pensarlo", se sincera.