Miembros de Sitesize, una plataforma catalana que estudia proyectos colaborativos por todo el territorio nacional, visita Jerez para conocer de primera mano el modelo de vida de esta parte de la ciudad. La asociación de mujeres por la Igualdad y el Progreso asegura que están poniendo en valor "la forma de vida de las personas que viven en estos barrios, basada en la participación, la unidad y la solidaridad".
La Zona Sur is different. En esta parte de la ciudad se para el tiempo. O mejor dicho, parece que se paró hace unos años. Un paseo por sus callejones parece transportar al viandante a principios del siglo pasado. Hay quien dice que parece una zona de guerra. Hay chabolas, casas en ruinas y estampas que muchos jerezanos desconocerán y que no creerán que existen en su propia ciudad. Se pueden ver pintadas en muchas fachadas, paredes semiderruidas, muros a punto de caerse por algún reciente temporal y pobreza. Demasiada. Pero eso es lo que se ve a simple vista.
“No es una zona marginal, es una zona con mucho potencial". Quien habla es Elvira Puyol, miembro de Sitesize, una plataforma que estudia proyectos colaborativos por todo el territorio nacional y que ha ganado una residencia de Investigación en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. En Jerez se ha encontrado con las mujeres de Torresoto (Asociación Por la Igualdad y el Progreso), que les han mostrado la zona a ella y a su compañero Joan Vila, que visitaron la ciudad hace unos días. La ruta, que han denominado La Zona Sur vista por su gente, comienza en la iglesia de Torresoto. El párroco, Juan Andrés Ortega, ejerce de anfitrión y enseña la pequeña iglesia a los visitantes.
La de Torresoto es una iglesia diferente. Lejos del barroquismo y la oscuridad de otras, en ella predominan los colores vivos y la luz. En sus paredes hay frescos que cubren casi la totalidad del espacio. Está representada la Inmaculada Concepción, un Resucitado y se homenajea a diócesis como las de Cádiz o Sevilla. En los trazos del pintor Luis Gonzalo se distinguen siluetas de pájaros, imágenes religiosas o edificios jerezanos. La pintura envolvente hace que “inconscientemente se mire al altar”, explica el párroco.
Saliendo de la parroquia, Ortega guía al grupo por una suerte de callejones estrechos surgidos hace más de medio siglo con la construcción sin control de casas en esta zona. “No se tiene intimidad”, asegura, ya que en ellos la única forma de salir es pasando por las puertas de sus vecinos. Hasta 15 viviendas puede haber en un mismo callejón. Miembros de la Coordinadora de la Zona Sur Existe denuncian que “a cinco minutos del centro de Jerez hay chabolas”. Otra vecina se queja: “No nos dan ni subvenciones, yo tuve que arreglar mi techo de uralita sola, pagándolo con mucha fatiguita”.
Los vecinos lamentan que parezca el “basurero” de Jerez. Pero si los políticos no luchan lo suficiente por esta zona, ya lo hacen ellos. “Estamos poniendo en valor la forma de vida de las personas que viven en estos barrios, basada en la participación, la unidad y la solidaridad”, explica Inma Parra, miembro de la asociación de mujeres de Torresoto. Según ella, en esta zona “prima más el contacto común que la parte económica”. Y claro, hablando de la Zona Sur y de transformación, sale el tema del Plan Urban, cuya aplicación tiene mosqueados a muchos. “No dan una participación real, porque las decisiones de los vecinos no son vinculantes”, se queja Elisa Chamorro, miembro de la Coordinadora Existe.
“Viniendo de Cádiz pusieron el campo de golf y unifamiliares para tapar la zona fea de Jerez”, le explica el párroco a los miembros de Sitesize. Tras empezar en Torresoto, luego visitaron el Parque de la Hoyanca, San Telmo, La Cartuja, Cerrofruto, El Agrimensor, El Chicle, Santo Tomás de Aquino… “Es un espacio privilegiado en el que se dan formas asociativas que de otra manera no se hubieran dado”, asegura Elvira Puyol. “En Barcelona este barrio se hubiera arrasado hace años”, añade.
Para Elvira, esta parte de la ciudad "real" está "bajo amenaza” y asegura que “no puede gobernarse desde los poderes” y sí planificarse a raíz de las necesidades de los vecinos. En esta labor, “las mujeres tienen un papel primordial”. Los vecinos le explican a ella y a su compañero Joan que “ha habido mucho clientelismo político”. “Las asociaciones han estado politizadas, no hay una voz crítica ni gente que denuncie o proponga”. Y añaden con pena: “En Navarra se ha modificado el barrio con el Plan Urban, aquí se han hecho cuatro cosas puntuales”.
En esta zona ahora "vive menos gente", dice Inma Parra, por lo que "hay menos presión social". Pero el "modelo de vida y de convivencia es un ejemplo", asegura. La visita se acaba. Los visitantes terminan fascinados tras conocer de primera mano algunos puntos de la extensa Zona Sur. "Seguimos aprendiendo de la gente que se moviliza por su barrio, es un lugar vivo".
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