Nervios, risas, fotos con sus majestades, cánticos... Vivimos desde Ifeca los momentos previos al desfile de sus majestades de Oriente.
Con agua, viento y frío. Como dice el villancico, así estaba la tarde, a eso de las cuatro y media, una hora antes de que oficialmente la cabalgata de los Reyes Magos cruzara la portada del parque González Hontoria. Ya era mala leche, después de toda una Navidad prácticamente de secano.
Lo que había comenzado como un chirimiri se empieza a tornar en chaparrón. De manera estoica, los jinetes y caballos que conforman el grupo de tuaregs que abren el cortejo esperan a las afueras de Ifeca, donde aguarda el resto de la comitiva de sus majestades.
Ahí que estaba Fabiana, de 27 años, de la comitiva de Gaspar, que era la primera vez que iba a vivir la cabalgata desde dentro. Junto a ella, su marido y su hija, Mayra, de tan sólo siete añitos. "Llevaba muchos años queriendo salir y por fin voy a cumplir este sueño. Yo lo vivo con más ilusión que ella", afirmaba exultante.
Ritmos de charanga y sonidos africanos atronan al paso de sus majestades, que son recibidos como estrellas del rock. Todo el mundo los quiere tocar, saludar y hacerse una foto con ellos. Ni los mismísimos Messi o Ronaldo les quitarían hoy protagonismo. Son los Reyes Magos, ¡caramba!
Mientras fuera sigue lloviendo, dentro de Ifeca el ritmo sigue siendo frenético. La organización está al tanto de todo para que no haya ningún contratiempo. Por aquí vemos también al teniente de alcaldesa de Cultura y Fiestas, Paco Camas, que tampoco ha querido perderse los momentos previos de la cabalgata.
Aún así, se confirma que la salida se retrasará sobre media hora, a la espera de que el tiempo mejore. Los Reyes, mientras, siguen haciéndose fotos con todos aquellos que se lo piden: niños y adultos, tanto integrantes del cortejo como familiares que han venido a acompañarlos. Luis ‘Gaspar’ Bononato dice que de nervios "nada", sino que ya tiene ganas de echarse a la calle. César ‘Melchor’ Saldaña, ídem de ídem, al igual que Pepa ‘Baltasar’ Parra, bien escoltada por su séquito, que por cierto, es de los más animados de todo el cortejo y que la animan al grito de "¡Baltasar, Baltasar, Baltasar te quiero!".
A las cinco y veinte se ordena que empiece a salir de Ifeca el cortejo. Para entonces hace ya un rato que ha dejado de llover, aunque el frío persiste. Toca ahora sortear charcos y no llenarse de barro. Una a una van saliendo las carrozas. Preguntamos en la del Gran Visir si desde arriba tienen frío. "¡Nada de nada!", nos dicen valientes.
Los tuaregs, que abren la cabalgata, todavía tardarían 25 minutos en cruzar las puertas del Hontoria con destino a la avenida Álvaro Domecq, para entonces ya abarrotada de gente. Detrás suya, más de mil personas con muchísimas ganas de llenar de ilusión a pequeños y mayores. ¡Que vivan los Reyes Magos!