Cáritas publica un preocupante estudio en el que saca a la luz las miserias que sufren los vecinos del barrio. El director de la organización en Jerez, Paco Domouso, achaca el problema a la "incompetencia" de las administraciones, fruto de la "ineficaz lucha política partidista".
A los habituales problemas de trapicheo y delincuencia que maltratan a San Juan de Dios hace años que se unió el de la infravivienda. La ausencia de planes especiales para regenerar el barrio por parte de las administraciones y ese mirar hacia un lado por parte de los diferentes gobiernos municipales que han pasado por el Ayuntamiento han convertido a esta zona de Jerez en un gueto en el que escasean los servicios de limpieza, en donde hay ausencia de zonas verdes y de esparcimiento y en el que las aceras se encuentran en mal estado.
Solo hace falta darse una vuelta por algunas de sus calles para darse cuenta de la situación. Sin embargo, Cáritas ha presentado ahora un informe en el que analiza concienzudamente la precaria situación por la que pasan sus vecinos. “Ya no hablamos de infravivienda, que también, sino de alojamiento. Algunos solo tienen un lugar en el que resguardarse”, lamenta Paco Domouso, el director de la ONG de la Iglesia en Jerez, quien achaca la situación a la “ineficaz lucha política partidista”; al “escaso interés de seguimiento del Ayuntamiento” con respecto a otros estudios de infravivienda que han presentado en los últimos años, como el de la zona rural o el casco histórico; a la “incompetencia” de las administraciones que permiten que fondos, “principalmente europeos, sean devueltos por la no ejecución de programas o por no justificar los mismos”; y, en definitiva, al “escaso desarrollo de políticas coherentes y la escasez de trabajadores sociales municipales”.
En cuanto al estado de las viviendas, la situación tampoco mejora. Si bien el 78 por ciento de los vecinos disponen de luz y agua —aunque aquí Cáritas no indica si están o no enganchadas—, el 29 por ciento ha sufrido alguna interrupción del suministro eléctrico. Además, siete de cada diez sufren de humedades y goteras; cuatro de cada diez tienen parásitos y/o ratas, mientras que casi el 40 por ciento de las casas sufren problemas estructurales. En total, casi nueve de cada diez viviendas tienen características negativas, lo que hace que 11 de cada 100 sean inhabitables.
Pepe Reyes, miembro del equipo de la Cáritas Parroquial de San Juan de Dios, afirmó que los vecinos de San Juan de Dios, unos 1.200 aproximadamente, solo representan un 15 por ciento del total que aglutina su parroquia, si bien son los que claramente se encuentran en peores condiciones. Desde su punto de vista, achaca también la situación actual a “cuestiones históricas”, señalando que en los 80 la droga golpeó fuerte en el barrio, pero también recordó que, en un principio, los bloques de vivienda se construyeron de urgencia y estaban destinadas a sobrevivir “20 o 25 años”, a la espera de que se construyeran otras con mejores calidades, como los dos bloques que se construyeron hace unos años y que sustituyeron a otros dos de la misma generación que la mayoría de los actuales.