Si dicen que el tiempo pasa rápido y que uno no se da cuenta de lo que corre hasta que echa un vistazo al calendario, la Peña Flamenca Buena Gente despedirá como presidente de su junta directiva el próximo 17 de febrero a un socio que durante la última década ha ejercido de piedra angular en el rescate de la entidad como referencia en la ciudad: Nicolás Sosa Izaguirre.
En estos 10 años, el saldo que presenta su gestión es digno de tener en cuenta para las generaciones futuras que se aproximen o vivan de forma directa el tejido asociativo del flamenco. No en vano, de estar de prestados y casi extintos en la calle Merced y tener que buscar cobijo en la Nave del Aceite o vivir uno de los episodios más agitados para la entidad, como fue su marcha de la Plaza Belén hasta las nuevas dependencias en el Palacio de Basurto, ahora la peña flamenca es una referencia en la ciudad, la provincia y hasta la comunidad autónoma andaluza.
Desde el seno de la propia entidad, a través de las redes sociales, han agradecido a Nicolás Sosa el trabajo realizado — así como el de sus juntas directivas— señalando, entre otras circunstancias, "el crecimiento de la masa social de forma exponencial en estos últimos tiempos" o la dinamización del casco histórico que han provocado “las sinergias con las entidades vecinas como la Hermandad de los Judíos de San Mateo, la Asociación de Vecinos del Centro Histórico”.
Sin olvidarse de la vuelta a la primera línea de la Peña Flamenca Buena Gente como “referente cultural” en cada Cuaresma, manteniendo y sosteniendo el Concurso Nacional de Saetas que organizan cada año — y es Premio Nacional de la Cátedra de Flamencología de Jerez y Estudios Folclóricos Andaluces—, así como la creación de otros concursos análogos como el de letras de saetas o llevar a cabo una cita ineludible cada año como es la Exaltación de la Saeta, al programa de actividades llevados a cabo durante estos años se le puede sumar un largo etcétera, donde destaca el ciclo con el que se conmemoraba el 40 aniversario y que contó con primeras espadas del mundo del cante y el toque, no solo jerezano sino del panorama nacional.
A partir del próximo 17 de febrero se cierra, por tanto, una importante página en la historia de una entidad flamenca fundamental para el primitivo barrio de San Mateo, sin la cual el genoma de este enclave — habitualmente olvidado— encontraba en la Plaza de San Lucas a unos aficionados al flamenco que el pasado sábado quisieron despedir con honores.
A buen seguro, que Nicolás Sosa será largamente recordado en la entidad no solo por la gestión interna realizada, sino también por haber posicionado en el Real del González Hontoria a la caseta de la Peña Flamenca Buena Gente como un auténtico referente que es visita obligada por cualquier artista flamenco que se precie durante la Feria del Caballo, revitalizar la saeta por seguiriyas durante la Semana Santa o rescatar los valores de la Zambomba tradicional, tal y como señalan las directrices de su declaración como Bien de Interés Cultural, con la recuperación del Coro de Navidad que gozó tiempo atrás de gran prestigio a nivel nacional.