Conforme se acerca la Feria del Caballo, las opciones para que ir al Real no sea sinónimo de ‘clavazo’, siguen creciendo con las propuestas que se van exponiendo en las redes. Si la media de precios se puede considerar como elevada, la diferencia las marcan aquellas en las que sus promotores se curran la fiesta de sábado a sábado. Son islas dentro del recinto que no están a la mano y hay que buscarlas.
Trabajar la feria es el objeto de esas casetas, de hermandades principalmente, para sacar el máximo de beneficio. Este es el principal secreto que les permite ajustar los precios al máximo de tal forma que tanto su público como el que acude a la llamada de la oportunidad de no ver mermadas sus carteras, llenen todos los días los dobles módulos que ocupan. Es es el caso de una hermandad, la de La Salud, que el pasado año triunfó gracias a la popularidad que adquirió en la relación calidad-precio de su carta.
En estos días, con insistencia, se puede encontrar en las redes los precios y los menús que ofrecen. Lo más caro, un abundante surtido de pescado frito a 22 euros la bandeja. Si lo que se quiere es un ‘quita hambre’, salmorejo por 2.50 euros y montaditos desde 3 euros. La jarra de rebujito 8 euros, entre 5 o 6 euros menos de lo que se cobra de media.
Como reconoce el hermano mayor, Jesús Huerta, lograr estos precios es gracias a la implicación de los hermanos que trabajan la caseta, “que este año serán unos 120” que se repartirán todos los frentes, desde la cocina, la barra y hasta las mesas.