Tras una breve inauguración de apenas tres horas este pasado jueves por la noche, la noria panorámica que la empresa Vicente Bañuls, un referente entre los empresarios feriantes del país con medio siglo de trayectoria y que cuenta con una treintena de atracciones, ha instalado en la plaza del Arenal ya está lista para dar vueltas y vueltas sobre su eje. En uno de sus primeros movimientos hasta subir a 30 metros del suelo, lavozdelsur.es se ha subido al cacharrito para comprobar las vistas que ofrece. La primera impresión, como pueden ver en la galería gráfica que acompaña a esta información, es que cuando menos la experiencia es insólita. No se recuerdan imágenes aéreas del municipio desde el centro neurálgico del núcleo urbano y ya solo por lo inédito del viaje éste ya resulta curioso.
Sin entrar en la polémica que ha precedido la apertura al público de esta atracción, muy habitual en otras ciudades del mundo, la mirada desde arriba alcanza la silueta de la Sierra de Gibalbín y, al sur, los recortes de la Sierra de San Cristóbal, que impide eso sí alcanzar la costa. Vemos que la palmera malherida por la poda para encajar el bicho sigue bien. No se queja. Y vemos muchas calles céntricas desde lo alto. Al frente de la atracción, en los mandos, está el joven Mario Izo, al que no paran de preguntarle, a mediodía de este viernes, cuándo abren. “Por la tarde”, responde a unos y otros que se acercan con curiosidad.
Hay mucha expectación y ha habido mucha polémica por la instalación y desde la gerencia de la atracción son conscientes de ello. Mario esboza una sonrisa al ser preguntado. “Es verdad que es un sitio un poco particular, ver algo de 30 metros dando vueltas entre calles y ante la plaza es un poco raro, pero hemos conseguido montarla sin problemas y ahora hay que probar y disfrutar”, asegura un sevillano de 23 años que se ha tenido que reinventar tras trabajar en una subcontrata de Airbus en Sevilla como técnico de mantenimiento de aeronaves. “Ha sido un año muy difícil por el covid, no solo para nosotros, pero es verdad que a nuestro sector le han dado entre cero y nada de ayudas, así que todo lo que sea montar y disfrutar con la gente bueno es. Yo terminé contrato, empecé aquí y super contento”.
Reconvertido en feriante en el último año, ‘calienta’ la noria y pulsa el botón para que la atracción gire a 4 kilómetros por hora. A la espalda, las oficinas de la antigua Caja de Ahorros de Jerez, la más antigua de España hasta que se mantuvo en pie, quedan ya algo más abajo, la azotea del edificio del Ocaso necesita caucho aislante para las lluvias, el Gallo Azul se empieza a ver más pequeño, y la fuente de la plaza del Arenal se ve como en aquellas recreaciones virtuales de 2004 cuando proyectaron el parking que está junto a la noria, “pero al que no le afecta”, insisten desde el gobierno municipal.
Rubén Pérez, delegado de Fiestas e impulsor de este “atractivo” para jerezanos y visitantes, ya está contando las horas para subirse. “¿Merece la pena…?”, pregunta, ávido por probar el aparato y comprobar qué vistas ofrece. ¿La Alameda Vieja? Hay un parking abajo, era imposible que un técnico firmase eso. Creo que va a merecer la pena la experiencia y que al final unos no querrán quitarla y otros que solo critican se montarán los primeros”. Se apunta a esta tesis Manolo García Santos, presidente de Asunico, la asociación de comerciantes del centro que respalda la iniciativa. "Todo lo que sea dinamizar el centro es positivo", advierte. Subimos más arriba: Alcázar, Catedral, la torre y las bóvedas de San Miguel… el skyline de Jerez y parte de la provincia. La noria ya da vueltas. No puede ni debe parar hasta el próximo 26 de septiembre. Quién sabe si hacen que aguante hasta el Día de Jerez, San Dionisio. Que cada cual la disfrute o la odie como mejor sepa. Como dice su encargado, mejor probar. Que nadie espere la London Eye (135 metros de altura) porque para eso habría que ir a la vera del Tamesis. Aquí el Guadalete no se ve.