José Manuel Trillo, exsecretario local de CCOO, vive días difíciles. A su fibromialgia se une una depresión y los tres años y medio de cárcel que le pide Fiscalía.
Se ha afeitado el bigote por consejo de su hija. Peina más canas y ahora una muleta es su fiel compañera para ayudarle a andar a causa de una fibromialgia que dio la cara hace ocho meses, que se une a una artritis y reuma. Mentiríamos si dijéramos que todavía vemos a José Manuel Trillo (Jerez, 1957) con aquel carácter luchador que le permitió estar al frente de CCOO en la ciudad durante 35 años. El espíritu quizás lo mantenga, pero el físico ya no le acompaña. “Me afecta todo, desde que me levanto hasta que me acuesto tengo dolores. Me duelen los tobillos, las rodillas, las pantorrillas, las plantas de los pies, los riñones… Menos la cabeza, me duelen hasta las uñas. No hay día del mes que diga que no me duela algo”.
Para colmo, ahora se le ha unido otro problema físico. “Provocada por la fibromialgia, ahora tengo movimientos involuntarios. Cuando estás activo no lo notas, pero cuando estás descansado o parado empieza el cuerpo a moverse y no lo puedo evitar, y eso hace que no coja el sueño. Me pego las noches sin dormir, a las dos y media me voy al salón, me acuesto a las cuatro de la mañana como mínimo, porque acostado es cuando más me duele. Me pongo parches anestésicos, para los dolores localizados, pero cuando estás acostado… Esto no tiene cura, y me noto que voy a peor, porque cada vez me duele más”.
Anímicamente tampoco está bien. Debido a su enfermedad ha caído en una depresión de la que todavía no ha salido. “Ahora fumo más que nunca, dos paquetes y medio diarios”, lamenta. “Se que mi solución, y eso me lo ha dicho el psicólogo, es buscarme una actividad, y ahí estoy pensando en echar una mano en el sindicato, sin ninguna complicación ni interés en hacer nada, porque mi época ya pasó y no quiero ser nadie en estos momentos; o echar una mano en alguna ONG o incluso en la asociación de vecinos de mi barrio. Lo que tengo claro es que no puedo seguir así. Mi vida es mi casa. La única que me saca a la calle es mi perrita, porque es que tira de mí. Mi mujer está intentando que me apunte al menos a la piscina, pero no tengo ganas de nada”.
"Yo estaba allí, no lo niego, pero yo no fui el inductor. Ahí había 500 personas. Estaba porque era el responsable de CCOO"
De la denuncia de Fiscalía tuvo conocimiento al año y medio de los acontecimientos. De hecho, ya hubo fecha para un juicio que llegó a suspenderse cuando empezaron sus problemas físicos. Ahora, con el juicio a la vuelta de la esquina, el exsecretario local de CCOO se muestra optimista. “Yo tengo fe en que todo quede en nada, primero porque eso fue por lo que fue, porque había una situación en Jerez que estaba al rojo vivo, porque nadie cobraba, todo el mundo estaba despedido, y había que hacer algo. Y yo nunca he sido una persona que me haya escondido y si tenía que estar el primero, ahí estaba. No me arrepiento de nada porque no hice nada de qué arrepentirme. Si me acusan de esto ahora tendrán que demostrarlo”.
Lo único que lamenta es que el juicio se haya hecho público. Salvo su mujer, poca gente lo sabía. Ni siquiera su madre y sus hijos. La razón, además de no hacerles daño, era no volver a tener protagonismo. “Yo ya no soy nadie, soy un ciudadano más y quiero pasar desapercibido como cualquiera de a pie, no quiero volver al candelero porque ya he estado bastante, y no quiero que nadie piense que quiero volver para meter baza. Yo ya tengo mi pensión de invalidez y no necesito más dinero, aunque ahora esté más apretadillo porque tengo algunas trampillas, pero no es una cuestión económica, y por eso no quiero que la gente piense que quiero volver al candelero y vivir de la sopa boba, como ya estoy escuchando, cuando yo nunca he vivido de la sopa boba. Lo que he ganado siempre me ha costado mucho esfuerzo, y eso la gente lo sabe”.
En cuanto a la situación política actual y el auge de los nuevos partidos, considera que hay "esperanza y otro talante. Y la gente que está ahora es gente llana, del pueblo. Esperemos que aquellos que antes estaban en la calle con las pancartas y que ahora están gobernando no se les suba el humo a la cabeza y vuelvan a hacer lo que otros hicieron. No se lo merecería ni Jerez ni los jerezanos. Nos merecemos un cambio de verdad, y si no hay para grandes eventos, que sí haya para aquellos que no pueden pagar ni la luz ni el agua y que no tienen trabajo o vivienda. Que para ellos sea lo primero que haya, y ese es el cambio que yo quiero ver".