La directora de antena presenta su dimisión al soportar graves tensiones con un sector de la plantilla apenas un año después de su nombramiento.
La deriva de Onda Jerez no es nueva. Desde su fundación en 1989, la otrora conocida como Tele Pacheco tuvo una primera época dorada en la que al menos era seguida y tenía cierta utilidad pública. Poco duraron aquellos años como referente de las televisiones locales en España. Del despilfarro de los tiempos de Pilar Sánchez —el nombramiento de Pedro Rollán como director en 2005 costó medio millón de euros en apenas cinco años a las arcas públicas, según denunció el PP— se pasó a la oscura etapa del PP con mayoría absoluta, ya en 2011. Si en un primer momento la maniobra pasaba por sepultar la televisión local en favor de las privadas —controladas principalmente por dos grupos en la ciudad—, la batalla emprendida por los trabajadores y las trabas legales frenaron este impulso inicial. De anunciar un ERE que prácticamente finiquitaba la emisora —unos 50 empleados iban a la calle—, la medida se rebajó a un ERTE. Sin embargo, éste fue rechazado por la Junta y la amenaza quedó reducida a una veintena de salidas pactadas con indemnizaciones por encima de lo que marca la ley.
El resto de la plantilla (unos 50 trabajadores) fue absorbida por el Ayuntamiento tras la liquidación de Jecomusa, la empresa municipal que gestionaba la emisora de radio y televisión, en causa de disolución por una deuda de más de 17 millones de deuda. Deuda, por cierto, que también pasó a figurar en el debe de las cuentas del Consistorio jerezano. Hasta aquí, el contexto. ¿Qué sucede ahora? La situación se ha tornado irreversible. Las tensiones entre cierto sector de la plantilla y la actual directora, la periodista María del Mar Carrasco, la han llevado a no aguantar más cierto boicoteo de sus decisiones y a, consecuentemente, presentar su dimisión, apenas un año después de ser nombrada por el gobierno de Mamen Sánchez. En paralelo, también ha dimitido el jefe de realizadores de una emisora que prácticamente lleva en el limbo desde hace un lustro y que sobrevive sin explotar la tarta publicitaria para generar ingresos y con un clima laboral tenso y cada vez más enrarecido.
Tal es la situación, ha podido saber este medio, que algunos profesionales se han plantado y exigen trabajar como la mayoría de empleados municipales, en un horario de 8 de la mañana a 3 de la tarde, algo impensable en la propia razón de ser de un medio de comunicación, ya sea público o privado, con una función eminentemente informativa y de servir a los contribuyentes con la cobertura de actos y eventos de la ciudad que suceden a diferentes horas de la jornada laboral. Recientemente, se sucedían las denuncias de la precariedad laboral en la emisora. En junio pasado llegaban al pleno municipal quejas por la falta total de medios para la plantilla, que incluso aseguraba tener que llevarse papel higiénico de casa a la sede de Onda Jerez en calle Caballeros.En este punto hay que recordar que este servicio cuenta con un presupuesto anual de más de 2 millones de euros, que principalmente se va a satisfacer las nóminas de la plantilla de trabajadores (el 90% del gasto se dedica a capítulo 1). Precisamente, el gobierno local ha iniciado una ronda de consultas con los grupos de la oposición para analizar el futuro de este servicio público no obligatorio y que está dispuesto a reformular bajo un nuevo modelo que sirva a nivel informativo, cultural, educativo y de proyección turística de la ciudad. Para ello, como ya ha esbozado la teniente de alcaldesa de Recursos, Laura Álvarez, son necesarias unas inversiones mínimas en la radio y, especialmente, en la televisión, "totalmente obsoleta en cuanto a medios técnicos" e "incapaz de competir con la calidad de imagen que se exige hoy en día".
Ciudadanos e IU han sido los primeros grupos políticos con los que se ha visto para abordar una nueva estrategia en torno al futuro de Onda Jerez, y ambos coinciden en que es necesario auditar a fondo el ente extinguido y trazar un plan de viabilidad que si al menos no la hace rentable económicamente, sí la haga útil socialmente. Eso sí, desde C's, confirmaba su edil Mario Rosado a este medio, "no vemos razonable hablar de unos 300.000 euros —es el coste estimado en inversiones técnicas— cuando la ciudad está como está. Lo primero es recuperar ingresos y ya ir viendo qué televisión queremos y podemos tener". En todo caso, tras abrir esta vía de diálogo, el ejecutivo socialista tiene claro que hay que redimensionar este servicio público y remodelar su estructura, reduciendo su equipo técnico, "yendo por delante que en la casa hay grandes profesionales dispuestos a darle una vuelco a la cadena y convertirla en un verdadero servicio público".
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