Francisco Camas (Jerez, 1958) es delegado de Cultura y Patrimonio del Ayuntamiento de Jerez. Y, antes de eso, autor del estudio más detallado sobre uniformes durante la II República. Investigó, publicó, y se hizo con multitud de piezas sobre esta temática que presiden el salón de su casa. Figuras de plomo e historia. Se cuentan por cientas. Pasó de ser delegado de Urbanismo, Seguridad y Cultura a centrarse en esta última. Como delegado de Seguridad, siendo responsable político de la Policía Local, inició la colección de figuras de los agentes jerezanos a lo largo de la historia. Lee con frecuencia. Le apasiona el periodo histórico de la II República, pero no la siente con añoranza. “Soy románticamente republicano, pero viví lo que supuso la Transición y por esa bandera murió demasiada gente. No siento simpatía al ver a gente llevarla, lo veo un poco… No sé”. “¿Frívolo?”. Piensa. “Sí”.
¿Qué queda de aquel delegado que recibió un huevazo poco después de asumir el cargo?
Queda todo lo importante. Toda la fuerza para tirar para adelante. La voluntad, la ilusión… todo está intacto.
Dicen que los delegados se queman, que pasan de saludar a agriarse.
Quema. Sobre todo por la imagen de los políticos. Hacer política tiene un mérito importante, y no lo digo por mí, en general. Es difícil, siempre se reciben muchas críticas por la gestión, aunque también te da muchas cosas positivas, gente que te felicita.
¿Se ganaron las elecciones porque no hubo tensión por impagos y demás como había ocurrido en anteriores mandatos?
Eso fue muy importante, y para llegar ahí, hubo mucho trabajo detrás y valentía. De la alcaldesa y de todos que pusimos el hombro, para pagar las nóminas, para tener criterios de transparencia. El gobierno municipal supo tirar con esta deuda, afrontar los desahucios, afrontar de manera formal el problema del centro histórico, los asuntos sociales no se descuidaron… Nuestros socios nos exigían muchísimo, y sinceramente, creo que esos siete concejales marcaron una época en la gestión de Jerez.
Más seis que siete.
Bueno, había una compañera que hacía su labor en Diputación (Isabel Armario). Fue un hito. Con el volumen de problemáticas, salir ileso y ganar subiendo de concejales, es un hecho para contar.
Si escribo en un papel lo que parece que pudo ser uno de los problemas que no solucionó su delegación, ¿lo acertaría?
Uf… Hubo una cosa, que salió mal… (Piensa)
No me la quiere decir, por si no es la que estoy pensando.
Claro. Porque fue la cosa que nos ocasionó un gran dolor. Pero hubo que hacerlo.
Se refiere a la no reincorporación de los afectados por el ERE.
Sí.
Me refería a su cartera concretamente.
Otras cosas, bueno, muchas obras que se han quedado ahí y que ahora saldrán adelante en los próximos meses. También con la basura, que de invertir más dinero… Y no se rentabilizó en las elecciones, y aún así se ganaron las elecciones.
En Cultura, hicimos una cosa muy importante: decirle a la gente desde el primer momento que no íbamos a dar subvenciones, eso fue una tarea permanentemente pedagógica
Pienso en Urbanismo. En las licencias.
Sí. En el tiempo que estuve, había requisitos que cumplir y requerían los técnicos. La licencias son responsabilidad de dos, de quien la da y de quien la solicita. No siempre se cumplía por el peticionario. Y a veces es cierto que no respondía en los tiempos que había que hacerlo, pero eso es algo que ha pasado en todos los ayuntamientos. Ahora mi compañero José Antonio Díaz lo está agilizando en Urbanismo. Tuvimos que lidiar con el aumento de las terrazas por el turismo. Tuvimos problemas con la zona ZAS. Tuvimos muchas cuestiones complicadas de resolver, y hubo conflictos. Pasamos de decir que no había nadie a que hubiera mucha gente, y eso motivó conflictos de ruidos. Eso ya está madurado. Y se puede hacer. En mi época lidié momentos muy tensos con vecinos, hosteleros… En muchos pasos que dábamos teníamos muchas quejas.
Le tocaron delegaciones duras, quizás las que más exponían: Cultura, Urbanismo y Seguridad.
Tuve la oportunidad de tener esas responsabilidades. Lo di todo en cinco delegaciones en cinco años y nunca me llevé una gran cornada.
Un huevazo, sí.
Y fue lo menos doloroso. Las pintadas en casa, en colegios, atentados en casas de delegados, de la alcaldesa…
Ahora sólo a Cultura y Patrimonio.
Es mucha menos presión, pero no menos trabajo. Seguridad es mucha presión. Incendios, inundaciones… Muchos momentos tensos. Pensaba cómo iba a desenvolverse todo, o si sonaría el teléfono esa noche. Esa era mi gran preocupación. Y en Cultura, hicimos una cosa muy importante: decirle a la gente desde el primer momento que no íbamos a dar subvenciones, eso fue una tarea permanentemente pedagógica. Ayudar, sí. Pero no a dar con intercambio de intereses. Esa es una labor importante en Jerez. Ya lo ha aceptado la gente, que el Ayuntamiento no puede dar dinero a una asociación, que no lo permite el procedimiento de austeridad que impone el Ministerio de Hacienda.
Ahora tiene por delante la Capitalidad Cultural. Parece que hay una guerra con la Junta de Andalucía, con eso de que su favorita es Granada.
No tengo esa sensación. La consejera lo dice, que las dos ciudades tenemos el apoyo.
Parece que la candidatura de Jerez es una espinilla que le sale a la Junta.
Puede ser, pero ellos lo sabían, desde este pasado verano. Estuvo aquí y la consejera ya nos dijo que si nos presentábamos, tendríamos su apoyo.
Pero Granada tiene al único alcalde de Ciudadanos, y parece decidida la Junta a abrirse a capitales más allá de Sevilla dentro de una estrategia. Eso implica, sobre todo Málaga, pero también Granada.
Mira, te tengo que dar el contexto. La Capitalidad Cultural no es un reconocimiento a la ciudad más bonita. Es un proyecto que saca adelante una comisaria europeo para dar apoyo a las ciudades que lo necesitan. En ese sentido, es para desarrollar ciudades, no a la más bonita. Granada tiene cosas importantísimas. Jerez y Cádiz no pueden ser menos por los recursos que tiene de todo tipo. Si vamos juntos, podemos ganar con los requisitos. Y nuestras debilidades son nuestras fortalezas: paro elevado, y posibilidades de crecimiento. Hemos presentado la candidatura en Fitur y tenemos que hacer este camino, y no un partido, sino la ciudad de Jerez, con todo el mundo. Vamos a hacerlo para conseguirlo, y lo que logremos por el camino, será lo importante. No consiste en pelear con otra provincia, porque esa rivalidad nos distrae. El objetivo es crecer en el camino e intentar presentar el mejor expediente, que creo que podemos hacerlo.
¿Las capitalidades sirven? ¿Sirvió la del motor?
Pues teníamos un gran proyecto, con la ciudad del motor, pero se nos ha truncado con el cambio de Gobierno en la Junta. Pero todo suma, la capitalidad suma. Los elementos de la ciudad se han manifestado a favor. La cultura es uno de los grandes motores de las economías.
Para darle algo diferente al sector servicios.
Sí. Vivimos en el tercer sector, no tenemos grandes fábricas. Ahí tenemos que atrincherarnos. La riqueza, luego, trae otra riqueza. Nuestra materia prima es el I+D en vinos, empresas con vinos singulares, abiertos a sectores que antes no teníamos. Por lo que se nos conoce en el mundo, como el flamenco, el circuito… Tenemos una marca única, diferenciadora. De cara a Europa también tenemos que potenciar Mesas de Asta. Jerez es una marca para todo el mundo.