Un olor a quemado fue la primera señal. Una pasajera, de las dos que iban en el vehículo de la línea 4 de los urbanos de Jerez, se bajó en la plaza de las Angustias y percibió el aroma. No le dio tiempo a avisar al conductor antes de que arrancara, Corredera abajo.
Cuando el autobús urbano siguió su camino hacia plaza Esteve, ya iba ardiendo. Al llegar a la parada central, el humo se tornó en llamas. Casi tres horas después del suceso, que ha alarmado a quienes vieron el autobús ardiendo, y a los pocos pasajeros que transportaba, el vehículo sigue en la parada. Las consecuencias son bien visibles. La parte trasera del bus está en los huesos. El fuego se ha comido buena parte de la carrocería, dejando a la vista el chasis y el motor. En el suelo hay restos de la luna trasera. Acercándose lo suficiente, sigue oliendo a chamusquina.
"Yo me bajé en las Angustias y ya olía", dice una pasajera a lavozdelsur.es. Ella viajaba sentada hacia la mitad del vehículo, y se bajó poco antes de que prendieran las llamas. Dentro solo estaban el conductor y otra mujer, que salió sin heridas. Solo con el susto en el cuerpo. A pesar de lo llamativo de la escena, no hay daños personales que lamentar.
En la plaza Esteve no se habla de otra cosa. "Vas a cualquier ciudad y tienen mejores autobuses…", dice un hombre joven, que espera agazapado a la sombra. En la calle el termómetro supera los 35 grados. Los comentarios lamentando el estado de la flota en general son constantes.
Un fallo en la electrónica del autobús, uno de los comprados al Ayuntamiento de Madrid durante el anterior mandato de la alcaldesa María José García-Pelayo, se postula como el causante del incendio, originado tras un cortocircuito. Las altas temperaturas de la jornada han hecho el resto.
El Ayuntamiento, que destaca que no hay heridos, ya está investigando las causas del incidente, que es el tema de conversación estrella en todo el entorno. "Salió ardiendo y todo el mundo echando fotos y grabando vídeos, nadie llamaba a la Policía y a los bomberos", se queja una señora que toma café en un local cercano, y que lo vio todo.
Un chófer de Comujesa, la empresa pública que gestiona los autobuses urbanos, señala a este periódico que "es raro" que haya salido ardiendo de esta manera. "Es de gasoil y no de gasolina, que es más inflamable", comenta. Las causas del cortocircuito se deben estudiar, porque el Ayuntamiento insiste en que había pasado la última revisión semanal y tenía la ITV en regla.
En el entorno, todavía hay quien recuerda el último susto relacionado con un autobús urbano, cuando a finales de 2022 un vehículo se estrelló contra la terraza del Gallo Azul. Tampoco hubo heridos.
Partidos de la oposición como el PSOE –que gobernaba cuando tuvo lugar el anterior incidente– piden explicaciones al gobierno local, al que acusa de "no pagar a las empresas de recambios de piezas", a las que según el portavoz municipal socialista José Antonio Díaz, "se les deben 1,3 millones de euros".
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