Superada ya la euforia tras la apoteosis del macropuente de Zambombas en Jerez, con muchos llenos en los que casi ni había el instrumento que da nombre a la celebración y sí mucho alcohol en las calles, la alcaldesa, María José García-Pelayo, ha pasado del "hemos arrasado", que pronunció el pasado lunes a modo de balance, a una visión más cauta y conservadora de una celebración que está considerada como Bien de Interés Cultural (BIC) y de Interés Turístico Andaluz —¿por qué no aspirar ya a que al menos sea de Interés Turístico Nacional?—.
En la antesala de la celebración anual de la Zambomba BIC de la Junta en Jerez, que ha tenido lugar en la plaza Belén este viernes y que conmemora la declaración autonómica de 2015 —que hizo extensivo a Arcos esta consideración de la tradicional fiesta navideña—, Pelayo ha asegurado al consejero de Turismo, Cultura y Deportes, Arturo Bernal, que "ese Bien de Interés Cultural va a estar muy cuidado en Jerez; vamos a respetar la esencia de nuestra Zambomba, porque es la manera de respetar nuestra tradición y, sobre todo, de hacer que Jerez mantenga y conserve lo que le identifica".
En línea con las valoraciones vertidas por el portavoz municipal de Vox, Antonio Fernández, este pasado jueves en una entrevista publicada por lavozdelsur.es, pero también con las reivindicaciones vecinales y de ciertos sectores de la sociedad civil jerezana, Pelayo entiende también que "si no somos distintos y no somos especiales, creemos que vamos a perder esa Q de calidad que tanto cuida nuestra ciudad y tanto atesora Jerez".
En el mismo acto, y fuera de micrófonos, el presidente del Clúster Turístico Destino Jerez, Antonio Mariscal, se ha mostrado muy molesto por las críticas sobre la masificación en Jerez durante las Zambombas, lamentando que haya quien compare dicho lleno total con lo peor del turismo patrio, como ocurre en zonas como Magaluf.
Mientras la Zambomba de Jerez aparece en medios nacionales —hasta en la revista Hola— como uno de los grandes secretos aún por descubrir en el país, Mariscal no entiende esas voces catastrofistas que dañan la imagen exterior de la ciudad en unas fiestas que, a su juicio, "son las más repartidas para el sector turístico y empresarial de la ciudad, a diferencia de lo que pueda ocurrir en otros eventos del año que arrastran hasta Jerez a miles y miles de visitantes.