Tras la vorágine de miércoles de embarque, Bajo Guía es un remanso de paz. Las barcazas de Cristóbal Anillo siguen dispuestas para subir a los rezagados que se incorporan al día siguiente con un permiso especial ya que no está permitido. Los barqueros se lo toman con la misma parsimonia que presenta el río, una calma chicha que hace más hermoso el tránsito. Allá se adivina la inmensidad verde que por unos días es perturbada por gente ajena a su día a día. Pero esa gente se comporta: “nosotros los rocieros somos los que más queremos al Coto, los que lo cuidamos más y los que más miramos por no dejar rastro alguno de nuestro paso por él”. Es así, al menos con Jerez, que lleva su propio servicio de recogida de basuras que limpia los lugares de rengue y pernocta cuando la hermandad sigue su avance.
“Pásame la peina, ¿dónde está el neceser?” “Quillo, los sahones los dejé anoche aquí ¿alguien los ha visto?”. Estas premuras son algunas de las que retumban en los oídos en el amanecer en Doñana cuando el campamento empieza a desperezarse tras la primera pernocta del camino. Tras una noche intensa de convivencia, cante, cena y rosario en torno al Simpecado y prolongada vigilia, el personal despierta con buenas dosis de despiste y algo de resaca; es lo que tiene la primera acampada, que se llega con muchas ganas por ser el primer día y más aún cuando se necesitaba una buena dosis de rocierismo pisando el Coto. Lo que es dormir a pierna suelta, pocos; más bien los cuerpos se conforman con un duermevela.
La mañana en la Marismilla señala una primera etapa de la peregrinación que en distancia a recorrer es más bien corta; apenas unos diez kilómetros que se cubren pausadamente, sin prisas, nada que ver con los que será el viernes, jornada larga, intensa y agotadora que dejará a la hermandad en las puertas del Rocío. Gonzalo Ganaza es un rociero portuense, hermandad que duerme con la de Jerez en este paraje de marisma y brezos rodeado de pinares y lentisco. “He estado aquí con todos los obispos que han pasado por Jerez” le comentaba al prelado jerezano actual, Rico Pavés: “don Rafael Bellido me dijo un año aquí mismo que si no podía seguir por agotamiento, que señalara el lugar en el que dejaba de caminar y que al año próximo iniciara el camino desde ese punto”. Anécdotas, vivencias y muchos sentimientos afloran a la mente del romero cuando alcanza este privilegiado enclave natural.
El obispo de Jerez ofició la primera misa de camino entre los carros de Jerez y los simpecados jerezano y portuense: “estoy como un niño chico por las emociones que estoy viviendo”. Rico Pavés es la primera vez que acude a la romería en sus días grandes y más con una hermandad como la de jerez, por lo que los estereotipos que se adjudican a todo esto se desmontan con la devoción que se expone en la caravana: “ Le he dado las gracias al hermano mayor por haberme invitado a compartir la eucaristía con los rocieros y estar aquí con ellos”. Al final de la misa se bendijo una imagen de la Virgen de Consolación que ha sido colocada en el frontal de la carreta, una magnífica obra de orfebrería de Toni García Falla y que sustituye a a que venía portando la carreta y que era cedida por la hermandad del Huerto.
La cobertuta informativa de lavozdelsur.es con motivo de la romería del Rocío, cuenta con el patrocinio y apoyo de Combustibles San Eloy, Guadalcacín Servicio a Domicilio y Cristóbal Anillo Barcazas
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