Tragsa, la empresa encargada de los trabajos de consolidación, entrega la obra al Obispado. El templo celebrará su primera eucaristía el 23 de julio.
Se acabó la espera. En apenas un mes la parroquia de Santiago abrirá sus puertas. En los próximos días empezará a retirarse el vallado exterior que rodeaba el templo y poco a poco todo volverá a la normalidad en la plaza con más duende del barrio flamenco. De momento, en la mañana de este miércoles, en un acto simbólico, la empresa Tragsa, encargada de los trabajos de consolidación, ha firmado en el Obispado la entrega de las obras tras la finalización de las mismas, que ponen así fin a once años de clausura del emblemático templo. Será el día 22 de julio cuando se inaugure la iluminación interior, el 23 habrá una eucaristía para consagrar el altar y el 24 se celebrará una misa flamenca de acción de gracias. En cuanto a las hermandades que residen en el templo, la de la Buena Muerte está previsto que traslade sus imágenes en septiembre, mientras que la del Prendimiento hará lo propio en octubre.
Yanes también ha destacado otros dos factores importantes a la hora de que la obra saliera adelante. De un lado, “la voluntad” del Obispado y de otro, el trabajo realizado por Tragsa, de auténtica cirugía en la piedra. Nunca, ni en Andalucía ni en España se había hecho algo similar. La estabilidad del templo se ha solucionado inyectando micro cemento en la piedra. Con una máquina prácticamente igual a la que se utiliza en minería se perforaron los pilares desde la cubierta para inyectar este material lechoso, con el objetivo de darle una resistencia homogénea a la piedra en toda la iglesia. Eso sí, las limitaciones presupuestarias han impedido que los trabajos hayan podido desarrollarse más allá del interior del templo. “Este edificio es de un valor exterior imponente y el propio mantenimiento requiere una carga de trabajo enorme. Se necesitaría una operación importante, porque entre otras cosas hay mucha iconografía que requiere un trabajo laborioso y muy especializado”.
El obispo, José Mazuelos, ha aprovechado para recordar que aún quedan por abonarse 1,5 millones de euros, de los tres que ha costado la obra, a Tragsa, un dinero que, piensa, “ahora debe venir por parte popular, de la ciudadanía y empresas. Toda donación será bienvenida por poca que sea. El que ponga al menos un euro que sepa que habrá contribuido al bien de Santiago”.