Un repaso a las anteriores Magnas celebradas en Jerez: es el cuarto evento especial en el siglo XXI

La Magna de 2000 es el más excelente e inmediato precedente, junto a otras dos citas de menos entidad: la procesión del Encuentro Nacional de Cofradías en 2005 y el Vía Lucis de 2013

La Virgen de la Concepción Coronada, durante el Vía Lucis celebrado en Jerez en 2013, uno de los cuatro eventos especiales.

La historia de las procesiones Magnas en Jerez se remite principalmente al inicio del siglo XXI, excepto algunas convocatorias que tuvieron lugar en la década de los 50 del siglo pasado, siempre en torno a la cofradía del Santo Entierro, las cuales no son comparables con las que proliferan con el formato con la que las conocemos hoy en la Andalucía cofrade.

Como procesión Magna, con todo lo que implica, la ciudad solo ha vivido una, la de 2000. Se deben sumar otros dos eventos similares, como la procesión de cierre del Encuentro Nacional de Cofradías en 2005, que puso en la calle tres misterios y tres palios, y el Vía Lucis del 2013. En esta información recordamos qué y cómo fueron las citas que precedieron a la del próximo 19 de octubre

Una fecha significativa fue la de 1992 en Sevilla. Allí tuvo lugar un Santo Entierro Magno vinculado a los 500 años del descubrimiento de América. Aquella convocatoria despertó el interés por este tipo de citas en este formato ‘magno’.

En cierto modo, aquello encendió las bombillas de los dirigentes cofrades que vieron en este tipo de evento una forma de conmemorar por todo lo alto alguna efeméride de la Iglesia, jubileos o aniversarios cofrades que superan a la individualidad de una corporación. A día de hoy no hay ciudad de relevancia cofrade en Andalucía que no ‘ponga una Magna en su vida’.

La sucesión de estas citas extraordinarias arranca en 2000 con la primera Magna con mayúsculas, que fue el Sábado Santo del año 2000 al hilo del jubileo convocado por el Papa San Juan Pablo II, que invitaba toda la Iglesia para dar testimonio público por los dos mil años del nacimiento de Cristo. Yendo a lo esencial de lo de aquel día, a priori no fue nada fácil sacarla adelante. El Consejo que presidía el recordado José Alfonso Reimóndez tuvo que fajarse ante don Rafael Bellido para que el prelado pasará del no rotundo a un tal vez, pero con condiciones. Lete tuvo la fortuna de contar con unos consejeros que fueron capaces de empujar y empujarle a seguir adelante con un apoyo manifiesto de los hermanos mayores, no sin echarle muchas horas para consensuar un modelo.

La Magna tuvo el ok del obispo, pero con muchas dudas en el aire: cortejos, pasos, música, itinerario y así un amplio capítulo de cuestiones que se dirimieron con un formato de procesión muy evangélica y medida, con los ‘ímpetus’ cofrades muy sostenidos. Fueron 31 pasos de misterio ordenandos mediante la cronología de la Pasión. 31 pasos de 30 hermandades que salían en la Semana Santa de entonces, más La Clemencia que lo hacía el Sábado de Pasión y que tuvo la oportunidad de pisar por primera vez la Carrera Oficial en los días pasionales. Fue un gesto reivindicativo, una llamada al prelado a que la cofradía estaba más que preparada para ir al centro.

Una de las imágenes de María Auxiliadora que participaron en el Vía Lucis. IMAGEN: ONDA JEREZ 

La Magna de 2000 fue un acontecimiento excepcional e incluso hubo quien la calificó como un evento que marcó un antes y un después para el mundo cofrade jerezano: señaló el inicio de una lenta, pero inexorable, apertura a las nuevas ‘realidades’ cofradieras de la ciudad. También se tildó como la crónica de un ‘milagro’.

El sábado 22 de abril amaneció con una lluvia constante. El cuerpo se hizo a que no habría Magna. Llegó la hora en la que los pasos salieran al inicio de la Carrera Oficial, situado en la esquina de la Victoria. El tiempo empezó a mejorar. Se dieron hasta dos horas de retraso. La Magna salió en unas circunstancias que dejaron hitos como el de La Clemencia o Las Viñas, las más alejadas, que en pocas chicotás se plantaron en Porvera.

La Magna de Jerez del año 2000.

La calle era un hervidero de gente de todas partes. Jerez se llenó. No cabían más. El público aplaudió con inusitado entusiasmo cada chicotá, cada levantá… Lete con su abrigo azul, sonriente y feliz, recibió a las hermandades ante la puerta abierta que dejaba ver a La Soledad en la Victoria. El obispo callejeó disfrutando de la Magna cuando se despojó de los protocolos que tan poco le gustaban. Fue historia cofrade con mayúsculas y un baño de masas del cofradierismo jerezano que se redescubrió a sí mismo y ante los ojos de miles de foráneos.

Encuentro Nacional de Cofradías: 2 de octubre de 2005

No fue una Magna como tal, pero en esencia puede considerarse como tal al reunir seis pasos, tres misterios y tres palios, en la procesión de clausura de Congreso Nacional de Cofradías que acogió Jerez del 29 de septiembre al 2 de octubre de 2005.

La cita, promovida por una asociación cofrade de ámbito nacional, marcó en Jerez un hito en la historia de estos encuentros. El de 2005 fue masivo en asistencia de participantes y en la acogida que el público en general dio a cada uno de los actos programados de carácter público. El Consejo se volcó en el evento, apoyado al ciento por ciento por el entonces obispo Juan del Río.

Conferencias, ponencias y debates en el palacio de Ifeca; una conferencia magistral del cardenal fray Carlos Amigo; una recreación de la Semana Santa de Jerez en el Villamarta que dejó con la boca abierta a propios y extraños, y la gran apoteosis que supuso la procesión final.

La Borriquita, en la Magna del año 2000.  IMAGEN: ONDA JEREZ

Jerez se llenó aquel 2 de octubre, domingo, ante la presencia en sus pasos de algunas de las devociones más sobresalientes e icónicas: Prendimiento, Descendimiento, Expiración, Esperanza, Desconsuelo y Piedad, todos en sus pasos. Fue en horario matutino, siguiendo la costumbre de este evento, desde la Catedral a Cristina, un recorrido oficial que se desbordó de gente en un día caluroso. Desde esa jornada luce en Cristina el monumento a las cofradías, un recuerdo permanente de lo que sucedió en 2005.

Vía Lucis: 20 de abril de 2013

El año de la Fe, proclamado por el Papa Benedicto XVI, llevó a la Unión de Hermandades a convocar un Vía Lucis Mariano, un símil de Magna pero con singularidades propias.

Fue el 20 de abril de hace once años. Esta ‘Magna’ no fue lo que se esperaba. No tuvo poder de convocatoria ni local ni de fuera de Jerez. ¿La causa? Tal vez porque se despojó de mucho artificio cofrade, tal vez por el formato elegido, la fecha, la selección de advocaciones, la recreación forzada en los pasos de los momentos del Vía Lucis (se vio demasiada mediocridad)… lo cierto es que las expectativas se vinieron abajo el día de autos con una presencia más que discreta de público, pese a que la propuesta fue muy interesante, pero muy diferente.

La Alameda Vieja fue el epicentro de la procesión. El trazado oficial se inició en la Rotonda y Larga, tramo sin asientos (una concesión ‘democrática’) y desde Plaza del Arenal, ya con sillas (escasa ocupación) siguió por Armas, Puerto, Alameda Vieja, Manuel María González, Monti, Pozuelos, Plaza Vargas, Letrados, para concluir en la Asunción.

Participaron 14 pasos recreando los 14 ‘encuentros’ que componen este rezo conforme a los relatos evangélicos desde la Resurrección a Pentecostés, relacionados con la Virgen, pasos que 'intentaron' esos momentos, con mayor o menor acierto, más bien lo segundo. Estas estaciones las representaron La Concepción sin su palio, El Loreto, Salud y Esperanza, el Rosario del Beaterio.

La Virgen de Consolación, la Adoración de los Magos con el misterio que se expone en una capilla de la basílica del Carmen en el paso del Descendimiento (escena que montaron los belenistas), El Dulce Nombre, La Virgen de la Paz y Concordia, en su antiguo paso. La Virgen del Buen Suceso a cargo de las Cinco Llagas, la Auxiliadora de Monte Alto, Las Angustias, la Virgen de la Luz, Los Remedios, y la Virgen del Carmen.

Abrieron los cortejos un estandarte mariano, 10 parejas de hermanos con cirios, presidencia y cuerpo de acólitos. Hubo música antes y después a la llegada y paso por el itinerario común, así como de carácter sacro en la Alameda Vieja en la recepción de cada imagen.

Otro invento, de los muchos que puso en marcha Pedro Pérez, entonces presidente del Consejo, para el Vía Lucis fue la creación de una especie de ‘compostelana’, una cartilla-recuerdo donde se podían estampar los sellos de cada una de las cofradías que se visitaba con motivo de exponer a sus imágenes en besamanos.