En un acto celebrado en las dependencias de la Hermandad de la Vera Cruz, el obispo Rico Pavés, el presidente de la Fundación del Hospital de la Resurrección, de Utrera, Luis López de Carrizosa Caballero; el hermano mayor, Manuel Báez, y el exhermano mayor, promotor inicial del proyecto, José Ignacio Soto, han presidido el acto de firma de un convenio mediante el cual la Fundación acometerá las obras de restauración y adaptación de una cripta funeraria de unos 40 metros cuadrados que se localiza bajo la sacristía del templo.
La nueva función será de columbario y a él volverán los restos de la familia López de Carrizosa, patrocinadores de la construcción de esta antigua capilla hace unos cuatro siglos. La cripta está abovedada y en ella reposaban restos desde el siglo XVI. El convenio establece que la institución benéfica utrerana asumirá las obras de adaptación, las cuales en su fase de estudio, ya ha sido analizada por un equipo de arqueólogos, que retiraron y catalogaron los restos para devolverlos una vez concluya el proyecto.
La vinculación del templo y la hermandad con el ‘hospitalito’, como se conoce en Utrera, viene desde que la fundadora de la institución asistencial, Catalina de Perea y Barrios, obtuvo el permiso de crearlo en 1514 por parte del papa León X. A día de hoy sigue activa, sumando cinco siglos de existencia por lo que es una de las instituciones benéficas más antiguas como ONG de Europa.
Ese empeño se sustentaba en cumplir el deseo del hijo de la fundadora, Juan Ponce de León, de promover una obra importante de caridad. Los restos de la familia que se asentó en Jerez reposan en esa cripta, como Diego López de Carrizosa, caballero de Santiago, situado en un nicho en la misma sacristía de San Juan. Ese fue el punto de partida que justificó el inicio de este proyecto.
El Hospital de la Resurrección: museo y acción social
Situado en la localidad sevillana de Utrera, este antiguo hospital es un conjunto monumental que en el siglo XVI fue un centro asistencial. Posee un importante conjunto patrimonial, mientras que a día de hoy la Fundación mantiene su existencia basada en los principios de su creación: la caridad y ayuda a losas necesitados.
Cinco siglos después, es una de las instituciones benéficas más antiguas de Europa. Dio refugio y auxilio clínico y espiritual a los enfermos y desvalidos de la comarca. Hoy, el antaño hospital “sigue trabajando por los más necesitados, gracias al compromiso de sus patronos, que mantienen vivo el legado de sus fundadores desde 1522”.
Tras cuatro siglos, y llegados al siglo XX, se convirtió en maternidad en la que nacieron más de 13.200 utreranos. También fue colegio por el que pasaron unos 7.500 niños y, hasta hace pocos años, una residencia para ancianos. La fundación hoy en día atiende a más de 1.500 personas al año con ayudas directas e indirectas, junto a otras iniciativas destinadas a la atención infantil y viviendas sociales, entre otras.