La Hermandad del Rocío de Jerez culmina la segunda etapa de la vuelta con la mirada puesta en la entrada en la ciudad, que será este jueves una vez que abandone Doñana embarcando a Bajo de Guía. Atrás quedarán nueve días de vivencias muy diferentes entre las que suceden en el camino y las que tienen lugar en la aldea.
La avería en un carro, al que se le partió un radio de una rueda y su necesaria reparación, retrasó la llegada al paraje de la Marismilla, donde se pasa la última noche. La particularidad de esta pernocta es la celebración del rosario de los niños. Por este motivo, decenas de pequeños, hijos de rocieros que participan en el camino, embarcaron en Sanlúcar y llegaron a Malandar donde fueron recogidos para pasar la ultima noche con la familia y ser protagonistas de este rezo.
En cuanto a incidencias sanitarias, se ha evacuado a Sanlúcar a un peregrino afectado por una gastroenteritis aguda, que le ha obligado a dejar la comitiva para ser atendido por los servicios médicos. La temperatura ha vuelto a ser muy agradable, menos fría que en daños precedentes que, sin embargo y para mayor fortuna de los romeros, no ha provocado la aparición de los temidos mosquitos.
Como es costumbre llegados a estos momentos finales de la vuelta, se produjeron numerosos ‘bautizos’ rocieros de los que fueron protagonistas los que se han estreno como tales. En el denominado Rincón del Lobo se concentraron la mayoría de ellos un escenario que cada año es testigo de algo tan propio de la romería, una liturgia que no está exenta de la fiesta, del cante y también de emociones de los ‘bautizados’ y de quienes les acompañan.