El fuerte temporal que ha sacudido media Andalucía este pasado domingo, la borrasca Bernard, ha reventado las costuras de construcciones y arbolados que, en grandes ciudades como Jerez, andan en muchos casos cogidos con pinzas.
A los problemas para el mantenimiento urbano por parte de las contratas de un Ayuntamiento con un elevadísimo endeudamiento se unen las situaciones de infraviviendas (menos) y viviendas históricas que resisten con escaso mantenimiento. Para lo primero, el gobierno local ha anunciado un plan que evalúe los riesgos del conjunto del arbolado de la ciudad ante emergencias climáticas, mientras que para lo segundo, se reclaman más competencias y agilidad en las subvenciones europeas para afrontar el reto de renovar y asegurar las barriadas y barrios históricos del municipio.
No son solo construcciones de hace unas décadas. Es que hay algunos puntos de la ciudad con zonas de viviendas que se remontan cien años atrás, como es el caso del llamado Barrio Obrero, junto a la plaza del Doctor Antonio Valencia. Fundado por los hermanos Ysasi Lacoste, se trata de una iniciativa para las clases más desfavorecidas llevada a cabo en los albores del siglo pasado y que aún se conserva junto al arrabal histórico de Santiago.
Allí Bernard ha echado abajo unos siete u ocho metros de uno de los muros de una de sus singulares viviendas. Y por suerte, allí solo hay que lamentar daños materiales, ya que un familiar de los propietarios pasó la noche en el inmueble pero no ha sufrido consecuencias ante el derrumbe del muro exterior de la finca.
Aun así, María José, hija de los dueños (que dejaron de residir tras 40 años en el inmueble cuando recientemente la mujer falleció), asegura en la mañana de este lunes a lavozdelsur.es que recibió una llamada del vecino alertándole de que se había caído el muro de la casa, un muro que linda con un parque de la urbanización trasera.
"El muro está casi todo caído, pero falta un trozo y nos da miedo lo que no se ha terminado de caer. Por este parque pasa mucha gente y hay vecinos que pasean a sus perros", cuenta, lamentando la falta de atención recibida alertando de "un trozo que se va a caer en cualquier momento".
"Yo comprendo que estarán saturados de llamadas, pero es que aquí no viene nadie y el muro ha caído para el parque y amenaza a quienes pasen por ahí, eso está muy endeble". Ya no es que la casa se haya quedado vendida, es que lo que no ha tirado el viento "nos da miedo porque puede terminar de caerse en cualquier momento".
La mañana en Jerez, y en otros puntos de la provincia de Cádiz, ha sido frenética para devolver a las calles, plazas y urbanizaciones a la normalidad tras un vendaval que durante algo más de una hora se alimentó con rachas de casi 100 kilómetros por hora.